La vida política de un país se canaliza a través de los partidos. Para que estos puedan desempeñar su función necesitan estar suficientemente financiados. Sin embargo, si no se establecen mecanismos de control adecuados, las aportaciones públicas o privadas pueden comprometer la transparencia y la representatividad de las formaciones políticas. Cada país ha desarrollado una legislación diferente para evitar estos peligros.
Un reciente informe de la OCDE (Financing Democracy. Funding of Political Parties and Election Campaigns and the Risk of Policy Capture
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