Uganda: mejorar la condición de la mujer para luchar contra el sida

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Tras el éxito de la estrategia ABC en la lucha contra el sida (ver Aceprensa 101/05), ahora el gobierno de Uganda quiere poner más énfasis en promover la continencia de las chicas hasta el matrimonio. La campaña se encuadra dentro de una política más amplia, que tiene por finalidad mejorar la situación de la mujer africana.

La pobreza y la situación de desventaja que afronta la mujer en África empuja con frecuencia a muchas chicas jóvenes a aceptar la proposición de un hombre mayor que les ofrece dinero y protección a cambio de sexo. Esta circunstancia -unida al hecho de que muchos programas de prevención del sida están pensados exclusivamente para hombres- ha hecho que la tasa de infección por el VIH entre mujeres haya superado a la masculina (ver Aceprensa 154/04). Por eso, como han señalado algunos expertos, para poner fin a la epidemia del sida en África hay que mejorar las condiciones de vida de la mujer, y evitar que se vea obligada a ceder a proposiciones sexuales para salir de la pobreza.

Los anuncios de la campaña oficial ugandesa aconsejan a las jóvenes a «guardarse para el matrimonio», a la vez que les advierten contra los hombres que les ofrecen regalos o dinero a cambio de favores sexuales. La primera dama de Uganda, Janet Museveni, que organizó recientemente una marcha a favor de la continencia hasta el matrimonio, está impulsando la causa con fuerza. Museveni es la fundadora y patrocinadora de Uganda Women’s Effort to Safe Orfans (UWESO), ONG dedicada a ayudar a niños huérfanos a causa del sida, la guerra y otras calamidades.

Becas por continencia

El pasado julio, el diputado ugandés Sulaiman Madada presentó en el Parlamento una propuesta para otorgar becas de acceso a la universidad a las jóvenes solteras que no hayan tenido relaciones sexuales. Según Madada -que cuenta ya con el apoyo de varias ONG-, las becas tendrían por finalidad promover valores éticos, facilitar el acceso a la educación y evitar la dependencia económica de las jóvenes más desfavorecidas. Madada anunció también su intención de contribuir al programa con parte de su sueldo.

Hasta que se consigan nuevos fondos, hoy por hoy el programa sólo beneficiaría a las jóvenes del distrito de Kayunga, región muy afectada por la epidemia del sida (el 80% de las familias ha perdido al menos a un miembro) y con uno de los índices de acceso a la universidad más bajos del país: entre una población de 300.000 habitantes, sólo se matriculan al año de 8 a 15 chicas. La cuantía de las becas asciende a la cantidad de 515 dólares por semestre.

Los partidarios de centrar las campañas en el uso del preservativo han criticado el programa que pone el foco de la lucha contra el sida en la conducta sexual de las jóvenes. Acusan al gobierno de plegarse a la política abstencionista de Estados Unidos (Uganda recibe 8 millones de dólares para este tipo de programas) y argumentan que la comprobación de la virginidad -que llevarían a cabo ginecólogas- podría traumatizar a las candidatas.

Primeras damas contra el sida

El 16 de septiembre pasado, durante la celebración de la última cumbre de la ONU, la Organización de Primeras Damas Africanas contra el Sida lanzó una nueva campaña -«Treat every child as your own»- para tomar conciencia de la responsabilidad que tienen los adultos en la prevención del sida. Según la página oficial de la organización (www.oafla.org), la campaña tiene de novedoso que el mensaje principal va dirigido a los adultos, «auténticos protectores y guardianes de los niños».

A lo largo del documento, se insiste en la necesidad de poner en el centro de los programas de prevención del sida a los grupos más vulnerables de la sociedad: las mujeres y chicas adolescentes de 15 a 25 años -cuyo riesgo de infección es tres veces más alto que el de sus parejas masculinas- y los niños.

Entre los objetivos de la campaña figuran los siguientes: reducir el estigma que pesa sobre los infectados por el virus; facilitar el acceso a los anti-retrovirales y a otros medicamentos; invertir más recursos económicos en atención médica, alimentos y ropa para niños; desarrollar programas para prevenir la transmisión del virus de la madre al hijo, así como programas de formación para jóvenes, etc.

Juan Meseguer Velasco

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