Tolkien: la fascinante forja de un mundo imaginario

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La caída de Gondolin (Planeta, 2019) es el último libro de J.R.R. Tolkien (1892-1973) que faltaba por publicar de su legado, que ha ido editando su hijo Christopher a lo largo de más de cuarenta años. El ciclo de la Tierra Media, ahora completo, permite apreciar su inmenso esfuerzo fabulador, al que ahora se asoma la película Tolkien, de Dome Karukoski.

En el prefacio a La caída de Gondolin, recién publicado en España, recuerda Christopher Tolkien [*] que, al editar Beren y Lúthien en 2017 a sus 93 años, había dicho que “presumiblemente” sería el libro final de la larga serie de ediciones de los escritos de su padre. Añade que usó la palabra “presumiblemente” porque acariciaba entonces la posibilidad de poder publicar La caída de Gondolin y confirma que ahora ya está “fuera de toda duda” que este sí es su último libro. Por esto resulta oportuno hacer un comentario al admirable trabajo que ha realizado como albacea literario de su padre desde su fallecimiento en 1973.

El “legendarium”

J.R.R. Tolkien en 1916, durante la I Guerra Mundial

Conviene recordar que fue durante la Primera Guerra Mundial cuando Tolkien, a sus 25 años, empezó a poner en pie su rico mundo imaginario, ahora tan conocido, elaborando una enorme cantidad de relatos entrelazados entre sí. En ese mundo, en una época llamada la Tercera Edad y en un continente denominado la Tierra Media, sucedieron los acontecimientos relatados en El hobbit y El Señor de los anillos. Y, antes de llegar a ese punto de la historia, hubo unos largos periodos de tiempo, llamados la Primera Edad y la Segunda Edad, en los que sucedieron conflictos cuyas consecuencias perviven en la Tercera.

Toda la serie “La historia de la Tierra Media” compone una especie de gran biografía de Tolkien

En el comienzo, sin embargo, para Tolkien solo existía una única Edad. Luego, a lo largo de los años veinte y treinta, en otros relatos abordó episodios ocurridos en la Segunda y la Tercera, y también la creación de Arda, el mundo que será el escenario en el que sucedieron y al que pertenecerá la Tierra Media. Este conjunto de historias, que Tolkien llamó su legendarium, fue creciendo y sufriendo continuas reelaboraciones y ajustes a lo largo de su vida, de acuerdo con la lógica interna que le iban imponiendo las propias narraciones, con la comprensión cada vez mayor del alcance de su toda su obra, y con el aumento de sus destrezas lingüísticas y literarias.

El Silmarillion y Cuentos inconclusos

Los primeros dos libros editados por Christopher Tolkien fueron, en 1977, El Silmarillion, relatos casi todos correspondientes a la Primera Edad, y tres años más tarde, Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media, junto con historias tomadas del mismo corpus de leyendas.

Enseguida, sin embargo, el editor las consideró unas obras prematuras por haberlas dado a la imprenta sin un conocimiento exhaustivo de todo el material inédito de su padre. Con todo, vistas las cosas ahora, hay que decir que, si alguien desea entrar en el mundo tolkieniano una vez conocidas sus obras principales, tal vez lo mejor es empezar por estos dos libros, pues en ellos se sintetiza el mundo imaginativo de Tolkien.

El Silmarillion lo preparó Christopher Tolkien con ayuda del escritor canadiense Guy Gavriel Kay. Ambos modificaron algo los fragmentos para conectarlos o terminarlos mejor, pero ya el prólogo señala que se trata de una obra que no dejará satisfechos a quienes busquen un relato hilado y acabado. Según la concepción de Tolkien, dice su hijo, El Silmarillion es “como una compilación, una narración compuesta a partir de fuentes muy diversas (poemas, crónicas y cuentos orales) que habrían sobrevivido en una antiquísima tradición; y esta concepción, por cierto, tiene un paralelo en la historia de la composición del libro, pues en buena parte se apoya en prosas y poemas tempranos”.

Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media tiene cuatro partes, sobre cada una de las Tres Edades del Mundo, y la cuarta, que viene a ser como un apéndice: contiene textos no narrativos sino discursivos. Apunta el editor que la historia total, en la mente de Tolkien, era una concepción “en desarrollo y que cambiaba en su mente”. Concluye Christopher Tolkien: “mi padre como ‘autor’ o ‘inventor’ no siempre se distingue, en este dominio, del ‘cronista’ de antiguas tradiciones, perpetuadas en distintas formas, en distintos pueblos, a lo largo de los años”.

Nicholas Hoult interpreta a Tolkien en la película de D. Karukoski

La historia de la Tierra Media

Después de Cuentos inconclusos, Christopher Tolkien afrontó la publicación de trece volúmenes que globalmente tituló La historia de la Tierra Media. En ellos recopila y comenta todos los textos inéditos de su padre y pone de manifiesto el trabajo de corrección continua y obsesiva de Tolkien (que se podría equiparar al de su hijo, pues sus observaciones son de asombroso detallismo). El último volumen de la edición inglesa, sin traducir al castellano, se tituló The History of Middle-Earth Index y es un índice completo de los doce libros previos; en España son también trece libros, pero eso es debido a la división en dos de uno de los originales.

Los dos primeros volúmenes, titulados El libro de los Cuentos perdidos, originalmente se publicaron en 1983 y 1984 y contienen los escritos de Tolkien anteriores a los años veinte. Vinieron luego, en 1985, 1986 y 1987, Las baladas de Beleriand, La formación de la Tierra Media y El camino perdido y otros escritos, tres libros que, básicamente, reproducen y comentan textos de las décadas de los veinte y treinta.

La historia total de la Tierra Media, en la mente de Tolkien, era una concepción “en desarrollo y que cambiaba en su mente”

Forman un bloque aparte los cuatro siguientes libros, publicados en 1988, 1989, 1990 y 1992. Tratan sobre la laboriosa confección de El Señor de los anillos y se titularon El retorno de la Sombra, La traición de Isengard, La Guerra del Anillo y El fin de la Tercera Edad. El editor presenta y comenta las notas, borradores y esbozos de su padre que se conservan, siguiendo el orden de composición de la novela: un trabajo arduo para él, pues los papeles de Tolkien estaban desorganizados y dispersos, pero luminoso y enriquecedor para los entusiastas de la novela.

Vinieron luego La caída de Númenor, El anillo de Morgoth, La Guerra de las Joyas y Los pueblos de la Tierra Media, en 1992, 1993, 1994 y 1996, donde se reúnen los escritos, mapas y cronologías restantes. En ellos hay textos de finales de los años treinta, y de las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta.

Una biografía de Tolkien

El lector debe acercarse a La historia de la Tierra Media sabiendo que tendrá delante un rompecabezas textual: el editor le facilitará las cosas aportándole todos los datos de los que dispone, pero su trabajo —en el que revela sus dudas, los puntos que no comprende bien, etc.—, no está pensado para quien desee leer los relatos sin más. En el prefacio al último libro afirma que sabía poco de lo que le aguardaba cuando empezó a trabajar en “todas las obras desconocidas amontonadas en desorden en aquella imponente colección de archivadores maltrechos” que se conservaban de su padre.

Tolkien empezó a poner en pie su rico mundo imaginario durante la Primera Guerra Mundial, elaborando una enorme cantidad de relatos entrelazados entre sí

El editor hace notar que Tolkien dejó muchos textos escritos deprisa y a lápiz, difíciles de descifrar; que a veces escribió encima de ellos a tinta, o incluyó notas y otros cuentos en su interior; que de algunos hay varias versiones; y que otros, que comienzan de forma elaborada, terminan siendo garabatos rápidos o no concluyen del todo. Cada texto va con una presentación, a veces con aclaraciones en su interior, y, al final, con unas notas y un comentario. En los primeros libros hay apartados con una relación de las palabras que cambiaron con el tiempo, y cada libro tiene unos índices de nombres con sus significados.

Por tanto, son libros cuyos destinatarios naturales son los ya expertos en la obra de Tolkien y los aficionados a investigaciones que cabría llamar paleográficas. La enorme cantidad de informaciones y datos, discutidos todos con igual interés y detalle, puede dificultar la comprensión: el mismo editor, en el último de los libros, reconoce que a veces hay problemas de escala; y en ocasiones indica que, si multiplica detalles innecesarios, es porque resultan reveladores del perfeccionismo y meticulosidad de su padre. Lo que al final queda claro, como señala Christopher Tolkien en el último libro, es que toda la serie compone una especie de gran biografía de su padre.

Otras ediciones

Además de los ya citados, Christopher Tolkien se ocupó de la edición de otros libros que su padre había dejado sin publicar por distintas razones. Por un lado, facilitó que algunos editores sacaran a la luz distintos textos, algunos primerizos como La historia de Kullervo, y otros posteriores, de los años veinte, como varios relatos infantiles. Por otro, él mismo editó textos de tipo académico, como los reunidos en Los Monstruos y los Críticos y otros ensayos, y versiones de narraciones antiguas, preparadas por Tolkien en los años veinte y treinta, como La leyenda de Sigurd y Gudrún, La muerte de Arturo, Beowulf: traducción y comentario. Pero, en especial, para completar el panorama de todo el legendarium de su padre, editó con especial minuciosidad “los tres Grandes Cuentos de los Días Antiguos”.

El primero fue Los hijos de Húrin, una reconstrucción basada en unos borradores extensos, casi finalizados, que había escrito Tolkien entre 1951 y 1957. El segundo, con un enfoque distinto, fue Beren y Lúthien: en este caso no intentó extraer una sola narración lineal del conjunto de los relatos de su padre, sino que se propuso contar la historia de Beren y Tinúviel, o Lúthien, un hombre y una elfa, de tal manera que se pudieran seguir sus aventuras y amores, pero a la vez mostrar cómo evolucionó esta historia con el paso del tiempo pues, a lo largo de los años, Tolkien la narró de distintas maneras —en prosa, en verso, en versiones resumidas—, y fue introduciendo en ella cambios de nombres, personajes e incidentes.

Y en 2018 le tocó el turno a La caída de Gondolin, el primero de los relatos que Tolkien escribió (ver reseña). Es un gran relato de aventuras, con el que gozarán especialmente los admiradores de Tolkien.

 


[*] N. de la R.: Christopher Tolkien falleció el 15-01-2020 a los 95 años.

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