Sin buen director no hay buenos profesores

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Para motivar a los profesores no basta pagarles bien. Las condiciones de trabajo les importan tanto o más: en esto coinciden encuestas y estudios, realizados en EE.UU., que resume Education Week (10 enero 2008).

Los buenos profesores son, según la opinión común, la clave más importante de la calidad de enseñanza. Para conseguirlos, retenerlos y estimularlos se va afianzando la idea de que el salario no puede depender solo de la antigüedad: hay que pagar según el rendimiento (ver, por ejemplo, Aceprensa 127/07). Sin embargo, también es generalmente admitido que los incentivos económicos no bastan, sino que las condiciones de trabajo importan tanto o más. Education Week cita varios estudios que lo confirman.

Uno, dirigido por Moore Johnson (Universidad de Harvard), siguió la trayectoria de una muestra de graduados que ingresaron en el cuerpo docente de Massachusetts en 1999. Los que abandonaron al cabo de un año o dos alegaron principalmente motivos relacionados con las condiciones de trabajo: falta de entendimiento con la dirección, problemas de disciplina, escasez de recursos materiales…

Otro estudio, dirigido por Eric A. Hanushek (Universidad de Stanford), hizo lo mismo con 375.000 profesores de primaria de Texas entre 1993 1996. Al examinar los casos de traslado, se descubre que los profesores sistemáticamente se cambian a escuelas con menos alumnos de minorías, menos alumnos pobres y medias más altas, aunque no mejoren el sueldo.

También es significativa a este respecto una encuesta a los profesores de Nueva York que comenzaron la carrera docente en el curso 2004-2005. Antes les preguntaron por qué habían elegido la escuela en que iban a trabajar; las razones más comunes eran la cercanía al domicilio, el prestigio del centro y que les había gustado la forma de llevar el proceso de selección. Al cabo de un año, preguntaron a los que habían dejado la escuela original, y el principal motivo aducido era descontento con la dirección.

Los incentivos económicos no bastan

La conclusión, dice Barnet Berry, presidente del Center for Teaching Quality, es que los incentivos económicos son “condición necesaria, pero no suficiente, para atraer profesores a las escuelas más difíciles”, como se pretende para evitar que las peores escuelas ahuyenten a los buenos profesores, y así no mejoren nunca.

Pero ¿qué entienden los profesores por buenas condiciones de trabajo?, plantea Kate Walsh, presidenta del National Council on Teacher Quality. “Es un término demasiado general”, advierte. A partir de los estudios disponibles, Walsh sostiene que los profesores no huyen de los colegios de zonas pobres solo por eso; para ella, el elemento clave es la dirección del colegio.

Con ella coincide Berry, alegando los resultados preliminares de una investigación que está realizando el organismo que él preside. “Los buenos profesores no trabajarán para malos directores”, dice. Pues un buen director es el “factor” más importante para que sean satisfactorias las demás “condiciones de trabajo”, como el cumplimiento de las normas de disciplina. Estar en sintonía con la dirección del centro y sentirse respaldado por ella es muy importante para un profesor.

Las encuestas del Center for Teaching Quality detectan otros componentes principales de unas buenas condiciones de trabajo. En concreto, los profesores aprecian mucho la colegialidad: poder trabajar en equipo, ayudarse a preparar las clases, compartir experiencias y enfoques pedagógicos. Naturalmente, también mencionan las oportunidades de formación y promoción, instalaciones adecuadas (por ejemplo, que la sala de profesores sea amplia y agradable) y suficientes recursos materiales. Pero los factores menos tangibles van primero. Y “todas esas cosas -señala el investigador Richard M. Ingersoll (Universidad de Pensilvania)- tienen que ver con la manera en que se administra y gobierna una escuela. Estoy de verdad convencido de que si las mejorásemos, podríamos reducir drásticamente la rotación de profesores”.

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