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Charles Moore: “El matrimonio es del pueblo, no de una elite”

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“El matrimonio nunca ha sido el simple derecho de todo el mundo que cree amarse a que esa relación se reconozca legalmente a petición. Hay unos requisitos”

El veterano periodista Charles Moore, que ha sido editor de The Daily Telegraph, The Sunday Telegraph y The Spectator, defiende el matrimonio frente al empeño de David Cameron de legalizar las bodas gays en el Reino Unido. A juicio de Moore, el primer ministro británico acierta al querer modernizar el Partido Conservador. Pero se equivoca de lleno cuando cree que lo conseguirá transformando una institución que pertenece al pueblo y no a una elite.

Una de las críticas habituales que reciben los conservadores, dice Moore en su columna del Daily Telegraph, es que sólo se dirigen a sus bases. Ya sean los tories en el Reino Unido o los republicanos en EE.UU., el reproche es el mismo: esta gente sólo habla para convencidos. David Cameron quiso sacudirse de encima este prejuicio y así, cuando se presentó en 2005 como candidato a liderar el Partido Conservador británico, lo hizo con el perfil del gran modernizador.

Para Moore, Cameron acertó en dos aspectos básicos. El primero: dirigirse a un público más amplio y afrontar algunos de los temas que más preocupan a los votantes. “Era un escándalo, por ejemplo, que los conservadores tuvieran tan poco que decir sobre los servicios públicos”. Y el segundo acierto fue pasar a explicar los motivos por los que su partido adoptaba unas políticas y no otras; el debate sobre la inmigración ha sido paradigmático: cuando los tories se explican, ganan adeptos.

Lograr que el Partido Conservador se acercara a la calle fue una de las mejores bazas de Cameron en las elecciones de 2010. “El objetivo era cambiar el tono y los temas de los debates públicos, así como los sujetos implicados en esos debates”, apunta Moore. Se comprende, pues, que “Cameron dijera desde el principio que su partido debía estar cercano a los homosexuales” (gay-friendly) (…). Lo que no dijo entonces es que esto supusiera apoyar el matrimonio homosexual”.

“No sé cómo Cameron va a defender ante la comunidad musulmana que la poligamia que su fe aprueba va a seguir prohibida”

Han pasado los meses, y ahora Cameron lanza su propuesta de legalizar el matrimonio gay en el Reino Unido, a pesar de que las parejas homosexuales ya pueden acceder desde 2004 a los mismos beneficios a que da acceso el matrimonio (cfr. Aceprensa, 12-03-2012).

Con esta medida –explica Moore– el Partido Conservador, que había hecho un esfuerzo ingente por acercarse a la calle y escuchar los problemas reales de los ciudadanos, vuelve a donde estaba: se pone en peligro de volver a escucharse solamente a sí mismo.

Al adherirse al inflexible y elitista bando de quienes apoyan el matrimonio gay, “Cameron se asegura que no le van a insultar en los estudios de la BBC ni en las recepciones que dé a los creativos en Downing Street. Pero no atiende a si es una prioridad legislativa para el público mayoritario”.

Institución social, no derecho subjetivo

El argumento de la demanda social que emplea Moore hay que entenderlo bien: no se trata de un problema de que haya más o menos gente que reivindique la legalización del matrimonio gay. Se trata de comprender que una minoría no puede transformar una institución social que pertenece a todos.

“El matrimonio nunca ha sido el simple derecho de todo el mundo que cree amarse a que esa relación se reconozca legalmente a petición. Hay unos requisitos. Seamos adultos. No puedes casarte con quien quieras. No puedes casarte con alguien de tu misma sangre. Y la persona con la que te casas tiene que ser del sexo opuesto”.

Claro que esto son restricciones. Como también lo son las prohibiciones de la poligamia y el incesto. Sobre la primera dice Moore: “Si quiere evitar la discriminación, no sé cómo Cameron va a defender ante la comunidad musulmana –mucho más numerosa en Gran Bretaña que los homosexuales– que la poligamia que su fe aprueba va a seguir prohibida”.

Y sobre el incesto afirma: “Puedes creer apasionadamente que amas a tu padre y querer casarte con él, o con tu hermano, o con tu hermana, o incluso con tu tía. Pero la sociedad te dice que no puedes. Y no tanto por tu bien (que, después de todo, es un problema que no le incumbe), sino porque está pensando en el bien común. Está buscando el mejor equilibrio entre los deseos personales y el bienestar general”.

Moore entiende que en una época en que los sentimientos parecen arrasar con todo, apelar al bien común puede dejar fríos a algunos. Con todo, está convencido de que la mayoría de la gente comprende por qué el matrimonio importa tanto. “El matrimonio es un asunto muy serio y profundo. No hay ninguna necesidad imperiosa de cambiarlo sólo porque un lobby ruidoso nos diga que tenemos que hacerlo”.

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