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Seamos honestos al hablar del diagnóstico prenatal

Fuente: Time
publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Erik Parens comienza el artículo preguntándose: “¿Deberían los futuros padres tener acceso a cualquier información genética sobre el feto?”. Para “pro-choice acérrimos como yo”, explica, la respuesta más fácil sería un rotundo sí. Sin embargo, para poder responder así de tajantemente habría primero que poder hablar claro de lo que queremos decir con ese sí; algo que, según Parens, no suele ocurrir.

El autor cita una investigación de mediados de los 80. Por aquel entonces, la práctica clínica rutinaria en California había introducido un examen genético prenatal. Los dos investigadores constataron que tanto los padres como los médicos preferían no hablar del posible fin abortivo de esta práctica, y se centraban en los efectos positivos para la salud del feto. Para Parens, esta cortina de humo sigue presente actualmente. Por eso él propone un ejercicio de honestidad que, en primer lugar, pasa por reconocer tres realidades.

La primera es “nuestra vasta ignorancia” sobre cómo interpretar la enorme cantidad de datos genéticos que la tecnología moderna nos proporciona. La mayor parte de los marcadores genéticos simplemente ofrecen –y frecuentemente sin mucho detalle– una probabilidad de que una enfermedad esté presente, pero no de que se desarrolle. Además, los investigadores no están de acuerdo en cómo afecta a los adultos conocer estos detalles sobre su salud (algunos señalan que no tiene impacto psicológico, otros dicen que sí lo tiene). “Todavía sabemos menos del impacto que podría tener en los futuros padres”.

La segunda realidad es que el diagnóstico prenatal no solo da información sobre posibles enfermedades, sino también sobre rasgos que no son propiamente médicos. A este respecto, el Instituto de Química Bio-orgánica de Uzbekistán ha anunciado que, con el apoyo del gobierno y del Comité Olímpico nacional, va a comenzar un programa de test genético para detectar precozmente a los futuros deportistas de élite del país.

La tercera realidad contra la que hay que estar prevenido es la tendencia, cada vez más frecuente en la práctica médica americana, de prescribir chequeos médicos para prevenir ciertas enfermedades, lo que puede trasladarse al ámbito prenatal. Aunque todo el mundo parece estar de acuerdo en que los tests prenatales deberían ser voluntarios, señala Parens, hay que estar prevenido contra las imposiciones.

El argumento para estos chequeos genéticos suele ser el de evitar futuros costes para el sistema de salud. Sin embargo, Parens advierte del peligro de que este planteamiento utilitarista contamine el concepto de familia: “Las familias han sido tradicionalmente un refugio contra el pensamiento utilitarista que domina gran parte de nuestras vidas. Si vamos a dejar que este tipo de planteamientos colonice nuestras ideas sobre la familia, al menos seamos claros con lo que estamos haciendo y por qué”.

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