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Pocos voluntarios en Letonia

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Riga. “El trabajo de voluntariado en Letonia no tiene prestigio. Los ciudadanos no se involucran porque faltan información y tiempo”. Esta ha sido una de las conclusiones recogidas en la investigación realizada por el Instituto de las ONG en Letonia el pasado mes.

A diferencia de los países occidentales, en Letonia y otras naciones ex soviéticas, son pocos los ciudadanos motivados para emplear parte de su tiempo libre, conocimientos y aptitudes en ayudar a otras personas que se encuentran en situaciones difíciles. La pregunta central que se plantea es: ¿Por qué los letones no quieren participar en acciones que puedan mejorar la vida de otros y cambiar también la suya?

Un ejemplo elocuente: el pasado otoño, en un pueblo cercano a Riga (la capital del país) se perdieron dos niñas de 13 años. La Cruz Roja de Letonia hizo un llamamiento a las personas del pueblo y otros colindantes para participar en el operativo de búsqueda, en los bosques de los contornos. Sólo una unidad local de la Cruz Roja participó: el personal voluntario fue mínimo.

También en la administración pública cuesta entender el significado del trabajo de voluntariado y, por tanto, se echa de menos la colaboración entre el gobierno (nacional, regional o local) y las ONG para un mayor desarrollo de la sociedad civil..

El desconocimiento y escaso desarrollo del voluntariado en Letonia se debe en buena parta a la falta de un nivel de bienestar básico. Mientras el ciudadano no esté satisfecho con su vida, mientras no se forme una clase media (prácticamente inexistente en la actualidad), habrá pocas personas que quieran involucrarse en programas de voluntariado. La experiencia prácticamente universal muestra que la mayoría de los voluntarios no vienen ni de los pobres ni de los ricos, y son abundantes donde hay una amplia clase media. Por ejemplo, en Estados Unidos en torno a uno de cada dos adultos realiza algún trabajo de voluntariado; en los países escandinavos la proporción es del 30% y en Alemania, del 34%.

Para que los habitantes de Letonia quieran realizar trabajos de voluntariado, necesitan tener solucionados los problemas que les atenazan en su vida cotidiana: precaria seguridad en el trabajo, sistemas sanitarios y educativos deficientes, falta de unidad familiar, etc. Esta carencias son muy patentes. Para muchos, la vida cotidiana se convierte en una lucha para sobrevivir con un mínimo de dignidad.

Según el centro de voluntariado del país, solo realizan trabajos de voluntariado el 4% de los letones. Olafs Bruvers, presidente de la Cruz Roja de Letonia, dice que no siempre es fácil encontrar voluntarios para ayudar a jóvenes con especiales necesidades o a ancianos de los asilos.

Para que el trabajo de voluntariado pueda desarrollarse son necesarias también las ONG. El fenómeno asociativo en Letonia es muy reciente en el país, debido a su pertenencia durante medio siglo, hasta 1991, a la extinta URSS. La primera Ley de Asociaciones y Fundaciones se promulgó en 1995. En la actualidad la mayoría de las ONG del país no cuentan con personal voluntario para desarrollar y alcanzar los fines de la entidad sin con personal técnico.

Las Iglesias existentes en Letonia (luterana, baptista, católica, ortodoxa) empiezan a involucrar a su gente para que participen en programas de voluntariado, en centros sanitarios, asilos de ancianos y orfanatos que no cuentan con personal suficiente para hacer su trabajo o para llevar un poco de calor humano y cristiano a esas personas.

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