Otros estrenos (17 marzo 2017)

publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 17 de marzo.

Locas de alegría

La pazza giogia

Director: Paolo Virzì. Guionista: Francesca Archibugi. Intérpretes: Valeria Bruni Tedeschi, Micaela Ramazzotti, Valentina Carnelutti. 118 min. Adultos.

El italiano Paolo Virzì (El capital humano, La prima cosa bella) cuenta la amistad que se establece entre dos mujeres muy diversas en edad y circunstancias sociales y familiares. La mayor lleva tiempo ingresada y lo controla todo, con sus aires de gran señora. Ve llegar a la más joven, que viene desarbolada, muy afectada por algo que desconocemos. Ambas están en un centro psiquiátrico en la Toscana.

El asunto tratado es interesante y afecta a muchas familias. Hay humanidad auténtica y un buen retrato de los profesionales (incluyendo religiosas) que atienden con abnegación y cariño a las personas con enfermedades mentales. Virzì opta por una trama que tiene demasiadas vicisitudes melodramáticas y se dispersa. A la película (las peripecias no son para nada exageradas, la vida es así) le vendría bien una poda en minutaje y subtramas. Alberto Fijo.

 

El balcón de las mujeres

Ismach Hatani

Director y guionista: Emil Ben-Shimon. Intérpretes: Avraham Aviv Alush, Yafit Asulin, Orna Banai, Itzik Cohen, Sharon Elimelech, Evelin Hagoel, Igal Naor, Einat Saruf, Herzl Tobey, Haim Zanati. 96 min. Jóvenes.

Un grupo de hombres y mujeres que caminan rodeados de música, risas y gritos. Se disponen a participar en una ceremonia religiosa en una sinagoga de Jerusalén. En medio de la ceremonia, la zona donde rezan las mujeres se derrumba… y empiezan los líos.

Emil Ben-Shimon debuta en la gran pantalla con una deliciosa “dramedia” que, sin dejar nunca un tono amable y ligero, aborda temas interesantes. En el fondo de la película hay uno de esos temas clásicos de todo debate religioso (y especialmente de la religión judía): la relación entre la fe y la ley. En este caso, la perspectiva de género añade interés al debate. Y, sin embargo, que nadie espere sesudas reflexiones o alambicados dilemas de conciencia. Al final, como pasa en las mejores familias, y especialmente cuando la base de un debate obedece a un tema formal, la sangre no llega al río y las peleas se arreglan con un apretón de manos. Ana Sánchez de la Nieta.

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