·

No se plantea la renuncia del Papa

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

En unas declaraciones concedidas a Diario 16 (Madrid, 29-V-94), el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, explica los puntos cruciales del próximo consistorio, que se celebrará a partir del 13 de junio.

Navarro-Valls confirma que hay cuatro ponencias previstas. Una sobre la celebración del Jubileo del año 2000. La segunda se planteará cómo aprovechar la experiencia pastoral de los obispos que presentan su dimisión al cumplir los 75 años -ya hay unos 800 actualmente-, y que en muchos casos se encuentran bien de salud. El tercer tema será el ecumenismo y la relación con ortodoxos y anglicanos. Y el cuarto, la celebración del Año de la Familia y el estado del documento sobre el respeto a la vida que el Papa está preparando.

Respecto a la posibilidad de que el Papa dimitiera por motivos de salud aclara: «Durante los muchos años al lado del Papa jamás le he oído hacer referencias directas ni indirectas a este tema, ni siquiera como un deseo. Recuerdo además que en una ocasión un periodista le preguntó si había pensado alguna vez en dimitir al cumplir los 75 años, y él respondió: «Es un poco difícil porque tendría que encontrar un superior ante el que presentar la dimisión». Una afirmación aparentemente divertida, pero que esconde una lección de eclesiología: no hay nadie por encima del Papa en la Jerarquía católica. Por otra parte, si el razonamiento se basa en los datos de salud del actual Pontífice, no hay nada en sus parámetros clínicos que autorice a formular ni siquiera como hipótesis la posibilidad de una inmediata sucesión. Por cuanto respecta al consistorio, en ninguna de las 23 páginas del documento preparatorio se menciona la cuestión sucesoria; naturalmente no puedo excluir que un cardenal la plantee motu proprio, pero es algo que no está en el aire».

El portavoz recuerda que en dos ocasiones se vioobligado a desmentir noticias relativas a la salud del Pontífice: cuando hace dos años se dijo que eltumor extirpado era maligno y recientemente cuando se afirmó que estaba sometido a una terapiacontra el mal de Parkinson. Advierte también que en este pontificado sería imposible encubrir la enfermedad del Papa, ya que la mayor parte de la actividad de Juan Pablo II es pública (viajes, audiencias, visitas pastorales a las parroquias de Roma…). Otra señal del estado de salud del Papa es su programa de trabajo y viajes: en octubre tendrá una intervención en la sede de Naciones Unidas, viaje que lleva aparejada la visita a las diócesis de NuevaYork, Newark y Baltimore; en enero hará una visita de diez días a Filipinas, pasando además por NuevaGuinea, Sydney y Sri Lanka; en febrero o marzo irá a África porque quiere proclamar allí las conclusiones del Sínodo africano… «No creo que sus colaboradores le sometiesen a un ritmo semejante si él no estuviese en condiciones de responder».

En cuanto a la posibilidad de alguna innovación legal sobre la sucesión del Papa, Navarro-Valls aclara: «El Papa es el legislador supremo de la Iglesia y por tanto puede implantar una norma que el Papa sucesivo tiene la facultad de abrogar. En el caso de que se estableciese una norma en esta materia no sé cómo podría incluirse en el Código de Derecho Canónico… sería siempre con carácter provisional, dado que los sucesores pueden modificarla».

Se ha difundido la voz de que en el Jubileo habrá un reconocimiento público por parte de la Iglesia de los errores cometidos en dos milenios. Navarro-Valls precisa que en el documento enviado por la Secretaría de Estado a los cardenales para la preparación del consistorio sólo unas líneas están dedicadas a este tema. En el documento tampoco se menciona específicamente ningún caso concreto. «Yo subrayaría la importancia de encuadrar ese «acto de contrición» en el contexto de la frase de San Agustín: «Ecclesia casta et meretrix», una frase valiente que puede incluso escandalizar, pero de interés eclesiológico indiscutible. En el documento el Papa exclama: «¡Cómo permanecer en silencio ante tantas violencias perpetradas también en nombre de la fe!». No habla sólo de la confesión católica, sino de la intolerancia religiosa. Un tema relacionado con dos puntos centrales de su pontificado: el ecumenismo y el amor a la verdad. (…) No es cierto, en cambio, que en el consistorio se proponga la canonización de personajes no católicos. La canonización es siempre un proceso por el que la Iglesia católica presenta un modelo a los fieles católicos. Otra cosa es la admiración que el Papa o la Iglesia nutran por determinados personajes de otras religiones».

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.