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No grite, por favor

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En los últimos años, han surgido diversas iniciativas destinadas a rebajar el clima de crispación que a menudo se vive en sociedades cambiantes. Aunque sus promotores son muy diversos (los hay de izquierdas y de derechas, creyentes y no creyentes…), todos comparten la idea de que es posible discrepar de quienes piensan de forma diferente sin necesidad de alterarse ni perder los nervios.

Los procesos de cambio cultural llevan aparejadas transformaciones en las costumbres y valores de una sociedad. En estos momentos, no resulta fácil mantener la calma si uno ve que son precisamente sus valores los que están siendo sustituidos por otros. El malestar se agrava si uno cree que con ese trueque la sociedad sale perdiendo.

Para limar estas asperezas, en Estados Unidos un grupo de cristianos, judíos y musulmanes han decidido poner en marcha la campaña Heal the Hate (“Cura el odio”). Su objetivo es promover el respeto y la tolerancia en la vida pública.

La idea surgió cuando algunos promotores de la campaña -pertenecientes al Washington Peace Center- asistieron a un debate sobre la reforma sanitaria de Obama. La cosa se fue calentando hasta que varios legisladores terminaron insultándose y aporreando ventanas. Tampoco faltaron las amenazas al más puro estilo Al Capone.

“¡Ya está bien! Los discursos y los comportamientos irresponsables no pueden tener cabida ni en los debates políticos ni en los medios de comunicación. Como país, tenemos que aprender a disentir de los demás sin ser desagradables”, explica la web de la campaña.

Se podría pensar que a los impulsores de Heal the Hate les falta un hervor. Pero lo cierto es que estos tipos saben de lo que hablan; todos y cada uno de los miembros del comité directivo son activistas de raza, que llevan décadas luchando a favor de los derechos civiles en diversos movimientos sociales.

Además, organizan campañas sobre los más variados temas: contra la guerra de Irak, a favor de los inmigrantes, contra el trabajo precario de los obreros, a favor del medio ambiente, contra la tortura… Sus voluntarios se enteran de las manifestaciones que organizan a través de la Activist Alert, un boletín que les llega cada semana a su correo electrónico.

Democracia con valores

Otra iniciativa interesante es la Fundación Ciudadanía y Valores, una institución independiente creada en España para buscar soluciones a problemas sociales concretos en un clima de cooperación y concordia. Nacida en 2006, la Fundación sirve como lugar de encuentro entre profesionales de distintas disciplinas, países y tendencias políticas. Su presidente es el catedrático y ex diputado Andrés Ollero.

Conscientes de que las sociedades democráticas cada vez son más multiculturales, sus promotores se preguntan si es posible descubrir unos valores permanentes y universales. Lejos de ver la diversidad y el pluralismo social como un obstáculo para la convivencia, la Fundación impulsa la reflexión sobre esos valores comunes.

Este joven think tank constituye una novedad en España donde, hoy por hoy, muchos laboratorios de ideas siguen manteniendo vínculos ideológicos con los partidos políticos u otras entidades. Habrá que ver cómo evoluciona la Fundación y, sobre todo, si llega a influir realmente en la sociedad. Algo que, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos o Gran Bretaña, pocos consiguen.

Para lograrlo, Ciudadanía y Valores utiliza dos herramientas básicas: los foros de debate y los informes sobre cuestiones de actualidad. Entre sus principales preocupaciones se encuentran la promoción de los derechos humanos, el fortalecimiento de la convivencia democrática a través de los valores, los problemas relacionados con la mujer, el desarrollo sostenible o la inmigración.

Religión y sociedad civil

En los debates públicos de alto voltaje como el aborto, el matrimonio, la eutanasia o la educación sexual, a menudo se exige a los creyentes que aparquen sus convicciones religiosas. De esta forma -argumentan algunos-, todos los ciudadanos estarán en condiciones de llegar a “soluciones neutras”.

Contra este planteamiento un tanto simplista clama la Fundación Madrid Vivo, una iniciativa surgida de la sociedad civil, que pretende revitalizar la esfera pública a través de la religión y los valores espirituales.

Integrada por católicos, protestantes, judíos y no creyentes, Madrid Vivo tiene como objetivo inmediato contribuir a organizar la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid en agosto de 2011.

Esta plataforma cívica es una muestra de que “es posible una laicidad que admite fundamentos de valor y los pone al servicio de toda la sociedad, sin imposiciones ni confesionalismos”, explica el abogado Javier Cremades, secretario general de la Fundación, en ABC (12-05-2010).

Frente al laicismo integrista que trata de salvaguardar al ciudadano de toda influencia de la religión, Cremades cree que “es necesario para una democracia plural abrir espacios a los valores religiosos, siempre que se atengan a las reglas procedimentales del juego democrático”.

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