En Japón, la Seguridad Social no podrá garantizar la asistencia necesaria a las personas mayores salvo que aumenten desde ahora las cotizaciones. Así dice un «libro blanco» del Ministerio de Salud y Bienestar Social publicado a finales de mayo. En Estados Unidos, el sistema de atención sanitaria a los mayores, llamado Medicare, está en una situación similar.
En Japón uno de cada cuatro ciudadanos tendrá más de 65 años a principios del próximo siglo, mientras que el porcentaje de jóvenes y niños continuará decreciendo. Esta evolución convertirá a Japón en el país más envejecido del mundo. En Tokio, por ejemplo, el número de niños es de 1,49 millones, frente a 1,55 millones de ancianos.
El número de personas mayores en Japón es en la actualidad de 18,21 millones, es decir, el 14,5% de la población. En el año 2010 unos 80 millones de japoneses de 15 a 64 años deberán sustentar a 30 millones de ancianos y 19 millones de niños. Además, la población japonesa es la más longeva del mundo, casi 83 años para las mujeres y 76 años para los hombres. El sistema de Seguridad Social japonés necesitará cada vez más recursos económicos no sólo por el crecimiento de la tercera edad, sino muy especialmente porque la incorporación de la mujer al trabajo se ha traducido en un mayor número de ancianos que necesitan asistencia fuera de la familia. Las familias que contaban con un anciano y que se encargaban de su cuidado han pasado del 36,5% en 1955 al 17,8% en 1990. El número ha seguido bajando en los últimos años.
También en Estados Unidos se ven venir malos tiempos para la Seguridad Social. Si no aumentan las cotizaciones, en el año 2001 el déficit del programa sanitario Medicare será de 29.000 millones de dólares. Medicare es un programa esencial para la atención médica a los ancianos, en un país en que la medicina privada es muy cara.
Para el año 2029, todo el sistema de Seguridad Social, incluidas las pensiones, será deficitario. Por ahora, la Seguridad Social recauda más dinero del que gasta. Pero las previsiones indican que esta situación se trastocará cuando la generación nacida entre 1946 y 1964 -la del baby boom- empiece a jubilarse.