Los sindicatos pierden afiliados en todo el mundo

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En el decenio 1985-95 ha disminuido en Europa y en casi todos los países del mundo la proporción de trabajadores activos que están afiliados a sindicatos. Uno de los motivos -según acaba de poner de relieve la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe anual- es que cada vez hay menos empleados en el sector industrial.

El informe de la OIT El trabajo en el mundo 1997-98 señala algunas causas de la pérdida de fuerza de los sindicatos. Entre ellas la disminución de los trabajadores de la industria frente a los oficinistas o de servicios, que son más reacios a afiliarse; las dificultades que encuentran los sindicatos para seguir defendiendo una política macroeconómica expansionista basada en el gasto público; la competencia de países en desarrollo donde hay mano de obra más barata que elimina empleos poco cualificados en los países desarrollados; la drástica reducción del empleo en el sector público en países en desarrollo, con la tendencia pareja a privatizar empresas que se desmarcan al mismo tiempo del entorno sindical; las políticas restrictivas de algunos Estados en cuanto al reconocimiento de los sindicatos, por considerar que así se fomentan las inversiones extranjeras (Bahrein, Líbano, Indonesia, Nigeria, Myanmar); o los fallos de funcionamiento de los propios sindicatos.

La disminución de ingresos a raíz de la pérdida de socios ha acelerado las fusiones entre sindicatos. Pero tener grandes sindicatos significa también que hay más dificultades para defender intereses más variados y hasta contrapuestos. Por otra parte, aún es corriente que los sindicatos funcionen y planifiquen sus acciones pensando en las grandes empresas, lo que no sirve de anzuelo para los trabajadores de empresas pequeñas y medianas (PYME), y de los que trabajan a tiempo parcial o en su domicilio.

Los nuevos tiempos, según la OIT, obligan a los sindicatos a replantear sus estrategias: a ofrecer nuevos servicios, como prestaciones sociales complementarias, consultas profesionales, préstamos a intereses favorables y formación especializada en función de los sectores; a captar nuevos miembros entre los empleados de las PYME, entre parados, o empleados en situación precaria; y a promover la sindicación internacional en sintonía con la creciente movilidad laboral de las empresas y los trabajadores.

La evolución de este decenio no tiene vuelta de hoja. Únicamente en veinte países de todo el mundo ha aumentado el número total de afiliados. Y, si se compara la evolución del número de afiliados con la de nuevos empleados, se observa que la proporción de asalariados sindicados ha crecido en contados países, particularmente en Sudáfrica (130%), Filipinas (85%), España (62%), Malta (35%) y Finlandia (16%).

En 1995, de los 92 países de los que hay datos, tan sólo en 14 países estaba sindicada más del 50% de la población activa no agrícola; y en más de la mitad de los países (en 48) estaban afiliados menos del 20% de los asalariados.

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