Una investigación del Instituto Karolinska de Suecia, publicada por el Journal of Epidemiology and Community Health, revela que la esperanza de vida entre las personas de 60 años o más es mayor para aquellas que han tenido hijos, y entre las que no han tenido, es bastante menor para los hombres que para las mujeres.
Para comprobar su hipótesis: que el haber tenido hijos está muy relacionado con la salud y la longevidad del mayor, los expertos recurrieron al Registro de Población sueco e identificaron a 704.481 hombres y 725.290 mujeres, nacidos entre 1911 y 1925. La mayoría de ellos no había recibido más que la educación básica, y había tenido al menos un hijo.
El examen de la información arrojó que existe una relación inversa entre ser padres y los riesgos de muerte en la vejez; que la diferencia de riesgo entre los progenitores (los cuales suelen tener hábitos de vida más saludables) y los no progenitores se incrementan con la edad, tanto en hombres como en mujeres, pero sobre todo en los primeros. Por término medio, los hombres mayores de 60 años y con hijos tienen una expectativa de dos años más de vida respecto a los que no los tuvieron; las madres, por su parte, año y medio más q ue las otras mujeres.
Según el Karolinska, el hallazgo de una asociación más notable entre la no paternidad y mayores riesgos para hombres que para mujeres está en sintonía con otros datos ya conocidos. Un estudio anterior determinó que el contacto con hijos está asociado con tener mejor salud, y más acentuadamente en el caso de ellos que en el de ellas. El apoyo social y emocional que experimentan los que son padres sería una posible explicación.
Un dato claramente positivo del informe –muy en sintonía con la anterior observación– es que durante las últimas décadas ha habido un cambio de tendencia en el país nórdico: si antes era bastante usual que los ancianos se marcharan a vivir a una residencia, ahora va siendo cada vez más común que se queden en casa con asistencia, bien de sus hijos o de otras personas cercanas.