Los matrimonios precedidos de cohabitación se rompen más

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En España, los matrimonios precedidos de cohabitación son más inestables que aquellos otros en los que los miembros de la pareja no han vivido juntos antes de la boda. Esta es una de las conclusiones que se desprenden de la Encuesta de Fecundidad y Familia, realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, cuyos resultados se han publicado ahora. La encuesta, realizada en 1995, se basa en entrevistas a unas 4.000 mujeres y 2.000 varones, de 18 a 49 años.

Al tratar de la ruptura de la pareja, la encuesta revela que las generaciones más jóvenes muestran mayor probabilidad de romper su primera relación de convivencia que las de más edad, en períodos de duración similares. Por ejemplo, después de cinco años de convivencia, sólo el 1,4% de las mujeres nacidas a finales de los años cuarenta han experimentado una ruptura, mientras que esa cifra alcanza el 8,5% entre las mujeres nacidas a finales de los años sesenta. Parte de la diferencia se puede atribuir a que el divorcio no se legalizó hasta 1981 -cuando la cohorte de más edad entre las encuestadas tenía entre 31 y 35 años-, pero la tendencia observada apunta hacia un aumento creciente de la ruptura de las uniones.

En cuanto al resultado de las diferentes formas de convivencia en pareja, se aprecia que las primeras relaciones que empezaron como matrimonio son más estables que las que empezaron como simple cohabitación. Entre las mujeres nacidas a finales de los años sesenta, el 3,7% de las que se casaron directamente se separaron después de 5 años, frente a un 26,2% de las que convivieron antes del matrimonio.

Las autoras que han publicado el informe final, Margarita Delgado y Teresa Castro Martín, comentan: «Puesto que a menudo una unión consensual se considera como un período de prueba para la compatibilidad de los miembros de la pareja, podría esperarse que los matrimonios precedidos de cohabitación fueran más estables que aquellos otros en que los miembros de la pareja no han vivido juntos antes de la boda». Sin embargo, ocurre lo contrario, tendencia que coincide con la observada en otras sociedades. Las autoras advierten que los resultados de estas comparaciones deberían tomarse con cierta cautela debido al pequeño número de uniones libres de la muestra. Sin embargo, sugieren algunas posibles explicaciones. «Una tiene que ver con la práctica de medir la duración de la pareja desde la fecha del matrimonio en lugar del comienzo de la cohabitación. Otra se centra en las actitudes más liberales de los individuos que optan por la unión consensual, especialmente en una sociedad donde la incidencia de este tipo de relación de pareja todavía es escasa».

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