Dos de cada tres bibliotecas públicas de Estados Unidos prestan libros electrónicos, casi siempre ediciones comerciales de títulos recientes. Ahora un consorcio de bibliotecas, dirigido por Internet Archive, quiere hacer lo mismo con miles de libros sin derechos de reproducción, o con derechos pero agotados. También elaborarán un catálogo de libros electrónicos comerciales disponibles en las bibliotecas. Lo cuenta The Wall Street Journal.
El proyecto se basa en una idea sencilla: si los libros ya no están necesariamente unidos a un soporte físico, ¿por qué obligar a los lectores a desplazarse a la biblioteca? (El mismo razonamiento se aplica a las obras audiovisuales.) “No pretendemos otra cosa que hacer lo que las bibliotecas han hecho siempre”, explica Brewster Kahle, fundador de Internet Archive. En efecto, así como uno tiene tiene que devolver a la biblioteca el ejemplar de papel, mediante un sistema informático incorporado, los libros electrónicos prestados se vuelven ilegibles al acabar el periodo de préstamo. Y si el título está protegido por derechos, mientras alguien tenga una copia en préstamo, no se prestará ninguna otra, y tampoco el original impreso. Son las mismas condiciones que las del préstamo del libros impresos, solo que el lector puede estar en cualquier parte del mundo.
Lo que no resultará tan sencillo es el asunto del copyright. Google se metió en terreno pantanoso con Google Books cuando empezó a digitalizar libros con permiso de los dueños de los ejemplares impresos pero no de los editores ni de los autores. Luego llegó a un acuerdo con los primeros, pero fue impugnado ante los tribunales por los segundos (cfr. Aceprensa, 31-08-2009). El Authors Guild, o gremio de autores de Estados Unidos, tampoco aprueba el proyecto de las bibliotecas.
En la actualidad, las bibliotecas públicas de Estados Unidos tienen en sus catálogos 13 millones de libros electrónicos en total, pocos en comparación con sus 812 millones de ejemplares impresos.