Los británicos se plantean restringir la venta de armas

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El reciente asesinato de dieciséis niños y una maestra en una escuela escocesa a manos de un hombre armado con varias pistolas ha reabierto en Gran Bretaña el debate sobre las licencias de armas de fuego. El gobierno estudia restringir la venta de estas armas: se podría imponer como requisito tener dos recomendaciones -en lugar de una- para obtener una licencia de armas; y un médico debería declarar por escrito que no hay razones médicas o psicológicas para negar el permiso. El gobierno también discute si se debe seguir permitiendo que la gente tenga armas en casa.

Actualmente un ciudadano británico que quiera comprar un arma de fuego necesita un certificado de la policía que ha de renovar cada cinco años. Para obtenerlo debe justificar la compra con una buena razón -ser miembro de un club de tiro, por ejemplo-. También ha de contar con el respaldo de una persona con prestigio en su comunidad. Y se excluye por principio a quien haya pasado más de tres años en prisión. Con estas restricciones, en Gran Bretaña circulan legalmente 400.000 pistolas y más de un millón de escopetas, y el número de armas de fuego ilegales se estima en 3 millones. En términos relativos, sólo el 4% de los hogares británicos cuentan con armas.

Es muy poco en comparación con Estados Unidos, donde un 48% de los hogares disponen de armas de fuego- y el índice de criminalidad es de los más elevados del mundo. En Suiza también proliferan las armas -las hay en el 27% de los hogares-, pero el índice de criminalidad es de los más bajos de Europa. La diferencia -señala International Herald Tribune (14-III-96)- es que en Estados Unidos hay un amplio grupo social económicamente desfavorecido que comete buena parte de los crímenes (las bandas criminales de los suburbios de las grandes ciudades). También se ha de tener en cuenta que muchas de las armas guardadas en los hogares suizos son simplemente de hombres aptos para el servicio militar, que reciben del ejército un fusil que deben custodiar. Al pasar a la reserva, a los 42 años de edad, pueden quedarse con el arma o venderla.

Fuera de estos casos, en Suiza existen controles más severos que en Estados Unidos para comprar un arma: es necesaria una licencia del gobierno, que se concede en pocas semanas si el solicitante no tiene antecedentes penales.

Por la experiencia de Suiza, se ve que la proliferación de armas no incrementa directamente la criminalidad global, pero los expertos señalan que multiplica el número de suicidios y de asesinatos dentro de la familia. Por su parte, el decano de Derecho de la Universidad de Lausanne (Suiza) ha analizado las tasas de homicidio de 18 países y concluye que tienen una relación moderada con la de posesión de armas. Así, Suiza es el undécimo de doce países de Europa occidental por la tasa de robos y asaltos, pero el sexto por asesinatos, de los que la mitad se cometen con armas de fuego.

En cuanto a la posesión de armas, el polo opuesto a Estados Unidos y Suiza es Japón, donde sólo el 1% de los hogares tienen armas de fuego. En este país nadie puede guardar un arma en casa, ni siquiera los policías, y la posesión ilegal de armas y municiones está penada con quince años de prisión. El año pasado sólo hubo 32 asesinatos con armas de fuego frente a los 15.456 que hubo en Estados Unidos en 1994.

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