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Los bancos amenazan la venta de marihuana legal en Uruguay

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Montevideo.— La venta de la marihuana legal comenzó el pasado 19 de julio en 16 farmacias de Uruguay y lo hizo con bríos y mucho entusiasmo entre los consumidores, con un aumento significativo de los inscritos para su compra, y con un regocijo evidente de las autoridades que observaban que la idea, nacida durante el gobierno del expresidente José Mujica, tenía posibilidades de quitarle un pedazo de la torta al narcotráfico. Sin embargo, más de un mes después del inicio de la comercialización del cannabis recreativo, la traba se encuentra del lado de los bancos.

Por políticas en torno, justamente, al narcotráfico y al lavado de activos, no se les permite trabajar con cuentas relacionadas con las drogas, por más que haya una legislación detrás del caso uruguayo. Primero fueron las entidades bancarias extranjeras, empezando por el Santander, y luego le siguió el Itaú (Brasil) y el BBVA, que le dieron un ultimátum –a punto de expirar– a las farmacias para que retiraran el dinero.

La venta de marihuana en farmacias cuenta con el rechazo mayoritario de la sociedad uruguaya, según dos encuestas recientes

Se ha sumado a la misma dinámica el estatal Banco República, también expuesto a sanciones por sus corresponsales en el resto del mundo, lo que agrava este panorama porque la mayoría de las farmacias que venden marihuana opera con esta institución. Al igual que las dos empresas que procesan el cannabis y el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca).

Por lo tanto, el gobierno ha comenzado a buscar alternativas. El presidente del Banco Central, Mario Bergara –que había alertado hace un tiempo sobre la posibilidad de que los bancos rechazaran esta política–, señaló que se buscará persuadir a las instituciones corresponsales del Banco República –que brindan acceso a pagos internacionales y cumplen con la política de riesgo exigida– para que les mantengan las cuentas a las farmacias. Pero esto no surtirá efecto.

Se choca contra el mismo obstáculo legal que imponen las casas matrices de los bancos. Quedarían aislados la institución bancaria y los clientes, que se verían impedidos de realizar transferencias, operaciones de comercio exterior, y compra y venta de valores.

Lo cierto es que aún no existe un plan B que permita que el negocio se mantenga a flote. El gobierno también manejaba la viabilidad de que las farmacias transiten un camino paralelo al sistema financiero, para que los bancos que trabajan en el país no queden por fuera del sistema financiero internacional. Pero también es complicado: por la ley de inclusión financiera que rige en Uruguay, los comercios están obligados a bancarizarse para operar y pagar salarios.

Quedaría, entonces, modificar la legislación, de manera que instituciones financieras locales no tuvieran vínculos con el exterior, y generar una figura jurídica específicamente para esto, otra idea que sopesa el gobierno de Tabaré Vázquez, conocido por su campaña contra el tabaco y ahora contra la ingesta de alcohol.

Al mismo tiempo, varias organizaciones se unieron en una “iniciativa ciudadana” en defensa de la ley de regulación de la venta de marihuana y plantean, entre otras cosas, que las transacciones sean en euros o que el gobierno negocie con Estados Unidos para lograr que los bancos permitan operar con las farmacias. Se basan en el argumento de que en Estados Unidos existen 368 instituciones de depósito que trabajan con negocios relacionados a la marihuana.

Hace pocos días, muy en su estilo, el expresidente y hoy senador Mujica se mostró ofuscado por esta situación, amenazó con “trancar todo el Parlamento” si no se vende marihuana y dijo que si las autoridades financieras del gobierno no lo arreglan, “que se vayan” y que sean reemplazados por “gente capaz”. Y fue más allá: aseguró que “quieren matar burocráticamente” la ley y pidió que si están en contra manden un mensaje al Parlamento para derogar la ley.

Como respuesta al enojo del exguerrillero, tanto el presidente Vázquez como el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, dijeron comprender la postura de su correligionario y que se encuentran trabajando para hallar una solución que, por el momento, no está muy a la vista.

No es negocio

En el primer mes de comercialización de cannabis recreativo –cuya ley de control y regulación estaba vigente desde 2013– se vendieron alrededor de 70 kilos del narcótico, según cifras de la Junta Nacional de Drogas. Esta cantidad de marihuana corresponde a entre 84.000 y 91.000 dólares. Este dinero incluye los gastos de producción, empaquetado y transporte. No son cifras que correspondan a un gran negocio y ahora, con la actitud de los bancos, muchas de las farmacias que estaban por sumarse a la movida (hay 1.200 en Uruguay) se echaron para atrás.

No son cifras que correspondan a un gran negocio y ahora, con la actitud de los bancos, muchas de las farmacias que estaban por sumarse se echaron para atrás

Las tres grandes organizaciones que representan a las farmacias argumentaban, antes del 19 de julio, que muchas del interior del país consideran que la venta de marihuana en sus comercios puede afectar su imagen frente a muchos clientes que no la ven con buenos ojos. El 70% de la población rechazó esta política en una reciente encuesta de la consultora Cifra y en otra, de Opción Consultores, los que aceptaban la medida no llegaban apenas al 27%.

Desde que comenzó el registro de interesados en adquirir el producto, el pasado 2 de mayo en 65 oficinas del Correo, hasta el día del arranque de las ventas de marihuana, se habían anotado 4.893 residentes, habilitados para comprar hasta 10 gramos por semana de las flores de esta planta, a un costo de 1,3 dólares el gramo. Para mediados de agosto, la cifra superó los 12.000.

De todos esos, el 60% vive en Montevideo y el 40% en el interior del país. De las 16 farmacias habilitadas para comercializar cannabis, cuatro se ubican en la capital, lo que ha hecho que el stock se agote de inmediato. Además, actualmente en Uruguay existen 6.942 autocultivadores y 63 clubes de membresía. En este país de 3,4 millones de habitantes, hay 200.000 consumidores de cannabis, de los que 20.000 lo hacen activamente.

Para la venta, hay dos variedades denominadas Alfa I y Beta I, una sativa y otra índica, que tendrán muy bajo contenido del componente psicoactivo, y se podrán adquirir en envases de 5 o 10 gramos, aunque en esta etapa inicial solo se hace en el primero de los dos. Cada persona puede comprar un máximo de 10 gramos por semana y de 40 gramos al mes. El espíritu de esta ley, según sus promotores, es cortar el narcotráfico –en especial la marihuana paraguaya que ingresa ilegalmente– y evitar que los jóvenes se introduzcan en el consumo de pasta base de cocaína, altamente destructiva y adictiva.

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