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Las Misioneras de la Caridad siguen creciendo

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En el décimo aniversario de su muerte, la memoria de la Beata Madre Teresa de Calcuta se mantiene viva para la opinión pública y la congregación que fundó sigue creciendo, tal y como cuenta la hermana Nirmala, superiora de las Misioneras de la Caridad desde entonces.

En una entrevista concedida a la agencia de noticias AsiaNews, la hermana Nirmala Joshi señala que en el tiempo transcurrido desde el fallecimiento de su fundadora, la congregación “ha continuado creciendo. Estamos trabajando -dice- en 14 nuevos países y hemos fundado 166 nuevas casas”, logrando estar presentes en 134 países, con 757 casas. De las 3.842 hermanas que había, se ha pasado a 4.823.

En términos no numéricos, la sucesora de la beata Teresa destaca que “nuestra vida de oración, sencillez y humilde trabajo de amor en el servicio gratuito y sin reservas a los más pobres de los pobres, con independencia de su nacionalidad, casta y credo, continúa, así como nuestra total dependencia de la Divina Providencia para todas nuestras necesidades y las de las personas bajo nuestro cuidado”. Remarca que pobres y ricos a lo largo del mundo “continúan compartiendo sus dones de amor con los pobres”, así como muchos jóvenes “comparten personalmente nuestro humilde trabajo de amor, como voluntarios”.

La hermana Nirmala afirma que la tumba de la beata “atrae gente de todo el mundo y de toda condición social: ricos y pobres, jóvenes y mayores, educados o no, sanos y enfermos, de todas las culturas, con religión o sin ella”.

En lo referente a la “noche oscura” que la beata Madre Teresa sufrió durante 40 años, tal y como reflejan algunas cartas dirigidas a sus consejeros espirituales y publicadas recientemente en un libro (ver Aceprensa 91/07), la hermana Nirmala considera que la muestran “como una mujer de fe heroica, llena de esperanza y amor que, a pesar de sus sentimientos de aparente ausencia de Dios y rechazo por parte de Él, continuó creyendo en un Dios amante, incluso con más sed de Él, confiando en Él con inquebrantable confianza y rindiéndosele por completo con alegría, sin importarle lo que le costase”.

En su saludo especial para unas mil quinientas Misioneras de la Caridad que acudieron a la audiencia general de los miércoles en San Pedro, Benedicto XVI dijo sobre la Madre Teresa de Calcuta que “la vida y el testimonio de esta auténtica discípula de Cristo, cuya fiesta litúrgica celebramos precisamente hoy [5 de septiembre], son una invitación a servir siempre fielmente a Dios en los más pobres y necesitados”.

Santa de la oscuridad

Precisamente la salida a la luz del prolongado estado de aridez espiritual de la Madre Teresa ha servido para que términos de la ascética tradicional copen las páginas de opinión de los grandes periódicos. Al margen de interpretaciones simplificadoras sobre una presunta falta de fe, numerosos comentaristas ven en este episodio un nuevo motivo de reconocimiento.

Así, The New York Times (5-09-2007) señala el pasaje de sus cartas en el que afirma que “si alguna vez llego a ser santa, seguramente lo seré de la oscuridad”. El editorial cita a Flannery O’Connor, escritora estadounidense de fe católica que pasó una dura enfermedad degenerativa, que escribió que hay gente que “piensa que la fe es una gran manta eléctrica, cuando es por supuesto la cruz”. El artículo establece un paralelo entre el sufrimiento de estas dos mujeres al considerar que “ambas -y esta es la parte ejemplar, estimulante incluso a la luz de los criterios de una época secular- no hablaron sobre ello y continuaron con su trabajo”.

Para el columnista de The Washington Post (4-09-2007) Michael Gerson, este hecho interior y el contraste externo de su alegría y su sonrisa no pueden considerarse hipocresía. “Hay una especie de valentía en la pérdida de ilusión sin perder el corazón”, dice, para enumerar algunas lecciones como “que la santidad tiene que ver más con obediencia que con sentimientos espirituales, que la fe puede coexistir con sufrimiento y duda, que la santidad puede ser más áspera y más difícil de lo que imaginamos”.

Por otra parte, la ciudad de Pristina, capital de la región serbia de Kosovo, contará con una catedral dedicada a la beata. Las obras de construcción, iniciadas en este aniversario, serán sufragadas por el municipio y el dinero aportado por diferentes misiones católicas europeas. Las celebraciones fueron numerosas a lo largo del globo, con epicentro en Calcuta, donde cientos de personas de los suburbios se reunieron alrededor de su tumba.

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