Las ciencias humanas, punto débil de la educación en Rusia

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Los cambios del último lustro en Rusia apenas han modificado la eficaz enseñanza escolar de asignaturas como matemáticas o biología. Pero no sucede lo mismo con las ciencias sociales y humanas, cuyos contenidos se parecen poco a los de antaño. Miles de profesores de estas áreas necesitan una puesta al día.

Antes de 1991 las asignaturas de ciencias sociales se reducían a cuatro: historia del partido comunista (PCUS) y de la Unión Soviética, filosofía marxista-leninista, economía política y comunismo científico. Con el fin del régimen comunista, el Ministerio de Educación rehizo el plan de estudios, con ayuda de especialistas internacionales. Y de cuatro asignaturas se ha pasado a once (politología, historia universal…). Ahora lo urgente es formar al profesorado, ya que, por ejemplo, había 20.000 profesores de historia del PCUS que ahora han de enseñar otras cuestiones. Por eso se han creado en Moscú y en algunas regiones diversos centros para profesores de disciplinas humanas y sociales.

Según explica a Le Monde de l’Éducation (noviembre 1996) el ministro de Educación ruso, Vladimir Kinelev, la difícil situación económica se ha hecho notar en el sistema educativo, que engloba a 34 millones de alumnos y 6 millones de profesores. El ministro teme que el retraso en los pagos de salarios y las dificultades para construir o equipar escuelas provoque huelgas de profesores.

Una de las deficiencias del sistema ruso de enseñanza es el millón y medio de niños que no han terminado la enseñanza secundaria. Según Kinelev, esto se debe a que la Constitución estipula como obligatorio el primer ciclo de secundaria, no el segundo. Por lo que las escuelas tienden a impedir a los peores alumnos el acceso al ciclo superior. Un decreto de Yeltsin prohibió esta práctica. Y ahora está pendiente la enmienda de ese artículo constitucional.

Sobre el desarrollo de la enseñanza privada en Rusia, Kinelev afirma que es un signo de las carencias del sector público: «Hay dos tipos de insuficiencias. En primer lugar, las escuelas públicas no permiten a los profesores realizar plenamente sus concepciones pedagógicas, razón por la cual ellos crean sus propios centros. Por otra parte, las escuelas públicas no reaccionan a tiempo a las necesidades del mercado laboral».

Kinelev piensa que la enseñanza en Rusia debe estar garantizada por un núcleo fuerte de escuelas estatales, junto a un sector reducido y dinámico de escuelas privadas.

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