La UE financiará experimentos con células embrionarias

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El Parlamento Europeo aprobó el 15 de junio, en primera lectura, el proyecto de VII Programa-Marco para Investigación y Desarrollo, que incluye la posibilidad de financiar experimentos que impliquen la destrucción de embriones humanos para extraer sus células madre. El Programa-Marco, al que se prevé dotar con 50.500 millones de euros para siete años (2007-2013), se aprueba por el procedimiento de codecisión entre el Parlamento y el Consejo de la UE. Después del verano se hará la segunda lectura.

La cuestión de las células embrionarias no cambia prácticamente con respecto al vigente Programa-Marco (2002-2006), que -tras diversas vicisitudes al respecto durante la elaboración del proyecto- deja en manos de los gobiernos nacionales la decisión de aprobar o no el uso de fondos europeos para tales investigaciones. Según el borrador aprobado por el Parlamento el 15 de junio, el VII Programa-Marco podrá financiar experimentos con células madre embrionarias, siempre que estén permitidos en el país donde se vayan a realizar y estén aprobados por la autoridad nacional. Los diputados rechazaron una enmienda que proponía excluirlos en todo caso.

En cambio, el proyecto prohíbe financiar los experimentos de clonación reproductiva, cosa que ningún país admite, y todos los que impliquen la creación de embriones humanos sólo para investigar con ellos o para obtener células madre -con o sin clonación-, prácticas aprobadas, por ejemplo, en España. Tampoco se podrá sufragar trabajos con los que se pretenda modificar la dotación genética de los seres humanos.

Nueve Estados de la UE permiten expresamente experimentar con células madre embrionarias: España, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Bélgica, Gran Bretaña y Suecia; los tres últimos autorizan además la clonación «terapéutica». Austria, Lituania y Polonia prohíben tales investigaciones; también Alemania e Italia, excepto con líneas celulares ya existentes e importadas. Los demás países no tienen leyes específicas sobre el asunto; pero entre ellos, cuatro (Eslovenia, Estonia, Hungría y Letonia) permiten algunas investigaciones con embriones «sobrantes» de la fecundación artificial.

El presupuesto del VII Programa-Marco es muy superior al del VI, dotado con 17.500 millones de euros para cinco años. Sin embargo, su importancia es relativamente modesta, pues supone solo alrededor del 6% del gasto en I+D en la UE. Y la parte de los fondos comunitarios que irán a experimentos con células embrionarias será previsiblemente pequeña. Con cargo al VI Programa-Marco se han financiado más 6.000 proyectos, de los que solo tres eran sobre células madre, según la Comisión Europea.

Investigación controvertida

Mucho mayor es el valor simbólico y ejemplar de las opciones éticas tomadas en el Programa-Marco, en especial si no todos los Estados de la UE se han definido al respecto o no lo han hecho de la misma manera, como sucede en el caso de las células madre embrionarias. De ahí que la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa (COMECE) haya manifestado su descontento por la votación del Parlamento.

En una declaración fechada el mismo 15 de junio, el secretario de la COMECE, Mons. Noël Treanor, subrayaba el hecho evidente de que en Europa «hay posturas divergentes sobre el estatuto antropológico del embrión y sobre las implicaciones éticas de la experimentación con embriones humanos». Estas cuestiones, proseguía, afectan a la dignidad fundamental de la vida humana y tocan las convicciones de conciencia de muchos ciudadanos europeos. Por tanto, «la UE tiene el deber moral de abstenerse de promover con financiación comunitaria este tipo de investigaciones, prohibidas en algunos Estados miembros».

La declaración añade: «Si se tiene en cuenta la limitación de recursos asignados por la UE a la investigación y el número de proyectos de calidad que no pueden ser financiados por falta de dinero, es aún más incomprensible que se aliente la investigación con embriones humanos otorgándole financiación comunitaria».

Esta observación se entiende mejor si se recuerda que la suma aprobada por ahora para el VII Programa-Marco rebaja en más del 25% la propuesta inicial de la Comisión Europea (72.700 millones de euros) en el proyecto enviado al Consejo y al Parlamento. Las restricciones impuestas por la falta de acuerdo sobre los presupuestos de la UE para el próximo septenio obligaron a hacer tan drástico recorte en el Programa-Marco. Razón de más, dice Mons. Treanor, para «reservar los esfuerzos comunes de la UE en materia de investigación a prioridades verdaderamente comunes y menos controvertidas». En concreto, la COMECE reitera su apoyo a la financiación comunitaria de los trabajos con células madre adultas.

Por lo demás, la COMECE subraya el deber de no hacer daño al embrión humano. «A tenor de los conocimientos científicos, no existe razón moral alguna para distinguir entre un embrión en la primera fase de su vida y un embrión después de haberse implantado en el útero o después de los primeros catorce días. La dignidad humana no depende -y no se debe hacerla depender- de decisiones de otros». Por eso, dice el comunicado, muchas personas «se oponen a que se instrumentalice la vida humana y se la utilice como materia prima», y esta «no es solamente una postura católica».

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