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La tendencia económica francesa acentúa las desigualdades

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En la década de los 90 la desigualdad económica en Francia se ha acentuado más que durante los años 80. Así lo señala el segundo informe del Consejo superior del Empleo, Ingresos y Costes (CSERC), que se ha publicado este mes de enero.

El estudio, del que informa Le Monde (8-I-97), advierte que las características macroeconómicas principales de los años 90 (crecimiento débil, tipos de interés altos, paro en aumento) han afectado a la evolución de los ingresos. De manera que los ingresos por trabajo del hogar medio se han reducido un 0,5% entre 1989 y 1994. Sin embargo, en el mismo periodo han aumentado un 3,9% los ingresos por patrimonio y por transferencias.

Las variaciones agudizan la desproporción de los niveles de vida de los hogares, beneficiando más a los ricos y a los no activos que al resto. Entre las personas activas, se estanca el nivel de vida para el 10% de los hogares con menos recursos; aumenta apenas un 0,5% anual en los hogares modestos; crece el 1,5% para los hogares medios y progresa hasta un 3% para los más ricos. Es decir, a más riqueza, más crecimiento: «En diez años, el nivel de vida de los hogares de obreros no cualificados ha disminuido un 5%, el de los empleados no se ha movido y el de los cuadros ha aumentado un 13%. En 1984, el nivel de vida de un ejecutivo era 2,5 veces superior al del obrero no cualificado; en 1994, es tres veces más. Pero en este periodo ha crecido la proporción de personal ejecutivo en la población total».

Entre los que han salido ganando están los jubilados, cuyos ingresos netos han mejorado un 2,3% en el periodo 1989-1994.

Los jóvenes son los más perjudicados por el desequilibrio. El CSERC señala que su inserción profesional cada vez se retrasa más. Y afirma que, a este respecto, «tener 25 años hoy equivale a tener 21 ó 22 en el año 1975». Para los hogares de menores de 25 años, el nivel de vida ha disminuido entre un 15 y un 20%.

Ante la degradación de la coyuntura laboral, de 1990 a 1994 los jóvenes han retrasado un año su incorporación a la vida profesional y han acumulado nuevos diplomas.

En los años 90, el paro juvenil se ha desplazado de los menores de 25 años a los mayores. De manera que en 1996 el 50% de los parados menores de 30 años superan los 25 años (frente al 40% en 1990).

Quizá lo más significativo es el aumento del paro entre los titulados universitarios. El año pasado no tenían empleo el 20% de los que han logrado un título universitario durante el último lustro, tasa que era el 10% en 1990. La situación es todavía peor para los que carecen de estudios superiores: están parados la mitad de los que quieren trabajar desde hace hasta cinco años. El CSERC también señala que en la presente década ha crecido la tasa de pobreza del 11% al 18% entre los jóvenes, considerando pobres aquellos hogares cuyo nivel de vida es inferior a la mitad del nivel de vida medio.

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