La ONU se plantea promocionar y rejuvenecer el voluntariado

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Amsterdam. La ONU ha declarado 2001 como Año Internacional del Voluntariado, y la agenda se ha abierto con una conferencia mundial que ha reunido en Amsterdam del 14 al 18 de enero a unos 1.500 participantes de más de cien países, entre voluntarios de a pie, gestores de ONG y funcionarios de gobiernos. La conferencia «Volunteers, Capital of the Millennium», convocada por la International Association for Volunteer Effort, a petición de la ONU, ha revisado la Declaración Universal del Voluntariado que databa del 1990 y ha aprobado un Plan de Acción Global para poner en marcha en los distintos continentes.

Si la variedad de razas y culturas representadas en la conferencia de Amsterdam ha sido enorme, la diversidad de lo que se entiende por voluntariado no ha sido menos. En Holanda, desde este año, una nueva ley puede obligar a hacer trabajos de voluntariado a uno que lleve mucho tiempo en el paro; en Japón, ayudar al prójimo es una obligación mutua, más que una opción voluntaria, y qué decir de un trabajo voluntario en el que el primer fruto es la propia ventaja. Y lo último desde que tenemos Internet es el voluntario on line, que o presta sus servicios con el ordenador o bien espera delante de la pantalla que le reclamen para un servicio urgente.

En los EE.UU. el trabajo de voluntariado debe responder a cuatro conceptos clave: no remunerado, voluntario, servicio mutuo o para la sociedad. Las últimas publicaciones siguen constatando que la gran mayoría de proyectos de voluntariado son de inspiración religiosa hasta en los países más secularizados. Las Iglesias estimulan el trabajo de voluntarios y ellas mismas también hacen uso de sus servicios. Otro fenómeno, el corporate volunteering, que comenzó en los EE.UU. en los años setenta, promoviendo que el personal de empresas hiciesen juntos servicios voluntarios y que se ha extendido por todo el mundo, comienza a verse con reservas. En Corea del Sur se está convirtiendo en una prestación obligatoria.

Los objetivos de la conferencia eran: mejorar el reconocimiento del voluntariado, crear facilidades para la realización del trabajo, formar redes de contacto y promocionar la imagen del voluntario. A estas cuatro metas se añadió una quinta: reducir los obstáculos para la participación de los jóvenes.

Atraer a los jóvenes

Pues una de las necesidades de carácter general es rejuvenecer el voluntariado. Ya la media de participantes en Amsterdam era de edad más bien alta. La Asociación Holandesa de Voluntarios ha estudiado cómo enganchar a jóvenes para estas tareas. Una posible solución es no destacar en determinado servicio el aspecto voluntario, sino motivar a la gente a trabajar a través del fin que pretende la organización. Por ejemplo, Amnistía Internacional intenta proteger los derechos humanos y no tanto buscar voluntarios. O bien dirigirse al mundo de intereses de los jóvenes, por ejemplo destacar el carácter social del servicio, ventajas para la propia carrera… También es necesario que se sientan acompañados durante su experiencia de voluntariado y capacitarles para realizarla.

La participación de la población en tareas de voluntariado varía mucho según los países, siendo los Estados Unidos, Canadá y Holanda los que van a la cabeza. Aquí se calcula que uno de cada cuatro holandeses hace trabajo voluntario.

Cuando se trata de la labor de las ONG, se tiende a pensar en las organizaciones del mundo desarrollado, que prestan su ayuda en el Tercer Mundo. Pero no hay que olvidar que en estos países hay activas organizaciones de voluntariado, que realizan su labor de apoyo a los connacionales. También éstas intervinieron en la reunión de Amsterdam.

Entre las que vinieron de más lejos, estaban Vanessa Valencia y Sheila Buxani, directora ejecutiva y asistente, respectivamente, de Developmental Advocacy of Women Volunteerism (DAWN), una organización que involucra a mujeres voluntarias en proyectos en Filipinas. En su caso, el problema no es la falta de mujeres para el voluntariado, ni tampoco de jóvenes: «Precisamente son las más flexibles a la hora de sacar tiempo».

DAWN se creó hace 14 años con el fin de combatir la pobreza y marginación. En este tiempo ha llevado a cabo proyectos rurales y urbanos con ayuda de unas 3.000 voluntarias y de los cuales se han beneficiado más de 100.000 personas. Comenzaron con voluntarias reclutadas entre mujeres de la clase media, pero ahora cuentan con la gran ayuda de voluntarias de entre la propia gente necesitada. Su divisa, «Nadie es tan pobre que no pueda dar nada; nadie es tan rico que no necesite nada», funciona de primera. Vanessa y Sheila han hecho buenas relaciones en la conferencia de Amsterdam y vuelven a Filipinas con un montón de direcciones nuevas: «Necesitamos fondos y gente experta para formar a nuestras voluntarias». Del 21 al 25 de mayo organiza DAWN en Manila el «Young Asian Women Volunteers Congress», con el que quieren poner en práctica el plan de acción de Amsterdam y dar un impulso al voluntariado en esta región del mundo.

Las mejores iniciativas son las que capacitan a la gente que recibe la ayuda. Una idea innovadora de este tipo es «Bytes for All», lanzada por dos voluntarios de India y Bangladesh para fomentar la disponibilidad de tecnología informática en los países del sur de Asia. En ellos se concentra el 23% de la población mundial, pero solo el 1% de los usuarios mundiales de Internet. Entre sus actividades aspiran a organizar campañas para reducir el precio del software, crear software para niños y realizar un sistema de dirección en lengua india que todavía no existe a pesar de que India envía programadores a los cinco continentes. (Más información: www.volunteer.nl).

Carmen Montón

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