La Iglesia chilena llama a la reconciliación

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Ante la polémica suscitada por la detención en Londres del general Augusto Pinochet, los obispos de Chile han hecho reiterados llamamientos a la reconciliación nacional. Yendo al fondo, subrayan que «la verdad y la justicia son inseparables del arrepentimiento y del perdón», por lo que la convivencia pacífica requiere que todos se abran a esas actitudes.

Los obispos se han pronunciado sobre el tema en varias ocasiones. Al término de su asamblea plenaria, celebrada a fines de noviembre, publicaron un documento titulado «Esperanza y reconciliación». Allí señalan que «nuestra transición a la democracia ha sido un proceso complejo y delicado», pero las consecuencias de los hechos que dividieron al país «antes y después de 1973» y que «causaron tantos sufrimientos» se deben superar.

Para ello, precisa la Conferencia Episcopal, no basta el marco legal, sino que es preciso buscar la verdad, la justicia, el perdón y la reconciliación conforme a las palabras de Jesucristo, que enseñan a pedir perdón y a perdonar. Se requiere que cada uno revise sus intenciones y acciones, conforme a la actitud evangélica de «sacar primero la viga en el ojo propio antes que la paja en el ojo del hermano». Así pues, es necesario deponer el orgullo y reconocer los propios errores.

En una nota de prensa posterior, la Conferencia Episcopal volvía a mostrar su inquietud por el ambiente de polarización que ha provocado en el país la detención del general Pinochet. Este suceso «ha reabierto muchas heridas que se creían cerradas» y «ha sido una señal de alerta sobre la persistencia de las desconfianzas y los rencores a pesar de haber transcurrido ya nueve años de transición». Los obispos señalan una causa de este fenómeno: «La falta de justicia en muchos casos de violaciones a los derechos humanos ocurridas en el gobierno militar explica en buena parte la forma en que han reaccionado otros países y muchos de los actores de la vida pública nacional».

A este respecto, en «Esperanza y reconciliación», los obispos señalan la situación, «especialmente dolorosa», de los detenidos desaparecidos (cerca de mil). «Aun cuando muchos casos no podrán ser resueltos», los obispos apoyan las iniciativas para encontrar los restos y ofrecen su colaboración a quienes puedan dar información. Valoran los esfuerzos hechos por los jueces para esclarecer los delitos y sancionar a los culpables. Y agregan que es importante que se aclaren al menos los casos más significativos, entre los que el arzobispo de Santiago y nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Francisco Javier Errázuriz, citó expresamente dos cometidos por agentes de organismos de seguridad de Pinochet y uno por elementos terroristas de izquierda.

Posteriormente, Mons. Errázuriz explicó que los obispos no están pidiendo gestos de perdón a nadie en particular. Respecto a si se debe hacer justicia en Chile o en el extranjero, la opinión del arzobispo es que la jurisdicción, en casos como este, corresponde a los tribunales del país o a los internacionales creados al efecto, pero no a los de cada nación interesada. Sobre la posibilidad de un juicio al general Pinochet, la declaración de la Conferencia dice: «Dadas las ambigüedades del derecho que se aplica, las condiciones precarias de salud y la avanzada edad del Senador D. Augusto Pinochet, estimamos que en esta situación han de prevalecer las consideraciones humanitarias».

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