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La Iglesia católica obtiene reconocimiento jurídico en Israel

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La Iglesia mantiene unas trescientas instituciones en Tierra Santa

El reconocimiento de la personalidad jurídica de las instituciones de la Iglesia católica por el Estado israelí, realizado el día 10 de este mes, es un nuevo paso en las relaciones del Vaticano con Israel. Quedan pendientes todavía cuestiones económicas -como la exención de impuestos a escuelas, parroquias y otras entidades católicas-, que deberán ser estudiadas por una comisión bilateral.

En diciembre de 1993 se firmó un «acuerdo fundamental» entre la Santa Sede y el Estado de Israel por el que se establecían relaciones diplomáticas. El acuerdo dejaba varios temas pendientes, como el estatuto jurídico de las instituciones eclesiásticas y el asunto económico.

La comisión de estudio ha necesitado casi cuatro años para dar el primer paso, con una lentitud que en el Vaticano había producido «perplejidad y preocupación».

El nuevo acuerdo está compuesto por 13 artículos que comprenden desde listas de entidades eclesiásticas existentes en el momento de la firma hasta normas sobre los modos en que se comunicará al Estado futuros cambios decididos por las autoridades eclesiásticas. El Estado, dice un comunicado oficial, «se compromete a reconocer en su legislación a las entidades eclesiásticas tal como son, es decir, personas jurídicas nacidas y regidas por el ordenamiento canónico». Estas entidades gozarán de autonomía en todo lo que se refiere al culto y a las actividades educativas, «en condiciones no inferiores a las de las personas jurídicas nacidas en el ámbito del Estado».

La Iglesia católica tiene unas 300 instituciones en Tierra Santa, que van desde iglesias a conventos, monasterios, escuelas y organismos de caridad. Hasta ahora gozaban sólo de un reconocimiento de facto que venía de los tiempos del Imperio otomano y de la administración británica.

La comisión bilateral deberá negociar ahora las relaciones económicas entre la Iglesia y el Estado de Israel. Tradicionalmente, las instituciones católicas estaban exentas de impuestos, pero algunas fuentes israelíes hablaban de revisar esta situación.

Los israelíes tienen gran interés en que Juan Pablo II viaje a Jerusalén, y el embajador ante el Vaticano ha afirmado: «Estamos preparados, y sabemos del deseo de Juan Pablo II de venir a Tierra Santa. Pienso que el momento apropiado será antes del Gran Jubileo del 2000». El portavoz vaticano, en cambio, desvinculó la visita de la firma del acuerdo.

Según declaraciones del patriarca de Jerusalén, Mons. Sabbah, la primera condición para que el Papa viaje es la libertad de circulación. Las autoridades israelíes han impuesto un control estricto sobre los movimientos de los palestinos, que necesitan permiso militar para entrar en territorio israelí. «Si el Papa viene, y la comunidad cristiana no puede moverse, es un obstáculo serio a la visita», declaró el Patriarca hace unos meses. El segundo punto que preocupa a Mons. Sabbah es la cuestión de Jerusalén. «Se dice que la ciudad está unificada, pero no es cierto. En realidad está dividida, psicológicamente dividida».

El viaje del Papa dependerá también de la situación de la zona. Un empeoramiento de las tensiones entre palestinos e isralíes podría llegar a impedirlo, a pesar del profundo deseo de Juan Pablo II por ir a Tierra Santa.

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