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La “flexiguridad” en el empleo

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El modelo laboral de Dinamarca, conocido como “flexiguridad”, se ha hecho famoso por combinar la flexibilidad en las relaciones laborales con la protección social y las políticas activas de empleo para los parados. Aunque la crisis ha desequilibrado en parte la ecuación, hoy la tasa de desempleo de Dinamarca –sobre todo, la juvenil– es una de las más bajas de Europa.

La “flexiguridad” danesa fue muy elogiada antes de la crisis por combinar tres ingredientes: un mercado laboral flexible, “que permite contratar y despedir de un día para otro, y que da a las empresas danesas una clara ventaja competitiva”; una protección social fuerte, que cubre las espaldas en caso de desempleo con generosas prestaciones aunque de duración limitada; y unas políticas activas de búsqueda de empleo, con “derechos y obligaciones para los desempleados”, sintetizaba The Economist.

El mismo artículo advertía que el modelo danés no sería fácilmente imitable en otros países. Sobre todo, porque se basaba en una “costumbre centenaria” que no se puede improvisar en un santiamén: el diálogo entre empresarios y sindicatos. El entusiasmo de The Economist con la “flexiguridad” solo estaba empañado por una pega apuntada tímidamente: parecía responder mal al desempleo de larga duración.

Paro por debajo del promedio europeo

¿Qué ha pasado durante la crisis? ¿Se ha cumplido este miedo? Per K. Madsen, profesor en el Centro para la Investigación del Mercado Laboral, de la Universidad de Aalborg (Dinamarca), fue uno de los primeros en investigarlo en un artículo publicado en 2013 por el IZA Journal of European Labor Studies.

Actualmente, la tasa de desempleo juvenil de Dinamarca (11,4%) es la cuarta más baja de Europa

Madsen observa que la crisis disparó el paro en Dinamarca. De tener la tasa de desempleo más baja de la UE en junio de 2008 (4,5%) pasó a tener un 7,4%. En términos relativos, fue una subida más pronunciada que la de otros países, aunque logró mantenerse por debajo del promedio europeo. Según los últimos datos de Eurostat, actualmente está en un 6,3%; la octava más baja de Europa.

El desempleo de larga duración también creció más rápidamente que en el promedio europeo. Pero eso no significa que la “flexiguridad” no esté funcionando, advierte Madsen. Más bien, ha servido como “un refugio en la tormenta de la crisis”. Y recuerda que en diciembre de 2012, el paro de largo duración en Dinamarca seguía siendo uno de los más bajos de la UE: el 28% del total de desempleados frente al 45% de la media europea.

También hay indicios de que las medidas de protección social han seguido siendo eficaces durante la crisis. Por ejemplo, en el Eurobarómetro de 2012, el 79% de los daneses declaró que podía pagar las facturas del hogar y los créditos sin dificultades, el porcentaje más alto de la UE, donde el promedio de los que afirmaban lo mismo se situaba en el 44%.

La ecuación se desequilibra

Pero el modelo tradicional de la “flexiguridad” se ha descompensado durante la crisis. Y parece que ha sido la protección a los trabajadores el elemento de la ecuación que más ha salido perdiendo. Desde 2013, explica Madsen, la duración de las prestaciones por desempleo se ha reducido de cuatro a dos años. También se han endurecido los requisitos para beneficiarse de ellas, quedándose un 15% de trabajadores sin posibilidad de optar a una prestación por desempleo. Además, las oficinas de empleo no están cumpliendo los objetivos de recolocación a tiempo.

Con todo, los datos de Eurostat de agosto de 2015 muestran que la tasa de desempleo juvenil de Dinamarca (11,4%) es la cuarta más baja de Europa, tras Alemania, Austria y Holanda. Un reciente estudio de la OECD aporta otro dato ilustrativo sobre el empleo juvenil: mientras los jóvenes españoles tardan más de dos años en encontrar trabajo desde que terminan sus estudios, los daneses lo encuentran al año y medio. La brecha es todavía mayor si nos fijamos en el tipo de empleo: los jóvenes españoles tardan seis años en encontrar un empleo indefinido; los daneses, dos.

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