Muchos padres temen que cuando los hijos llegan a la adolescencia la influencia familiar quede eclipsada por la del círculo de compañeros. Y esto puede ser el comienzo de problemas con las drogas, la bebida o el sexo. Pero el estudio más amplio realizado hasta ahora en Estados Unidos sobre la conducta de los adolescentes puede dar serenidad a esos padres. Su principal conclusión es que el entorno familiar es más influyente de lo que se creía, de modo que los adolescentes que se sienten unidos a su familia tienen menos riesgo de asumir conductas como el consumo de drogas, alcohol o tabaco, o las relaciones sexuales prematuras.
El estudio comenzó en 1995 y tiene tres fases: una encuesta en las escuelas a unos 90.000 estudiantes; entrevistas a 20.000 de esos estudiantes con sus padres en sus casas; y la repetición de esas entrevistas un año después. Los primeros resultados de este estudio, basados en entrevistas realizadas en los hogares de 12.000 adolescentes, fueron publicados el pasado 10 de septiembre en el Journal of the American Medical Association (JAMA)
Muchos resultados del estudio corroboran investigaciones anteriores, y coinciden con observaciones basadas en el sentido común y la experiencia. La más clara es que cuanto más estrechos sean los lazos familiares y más confianza haya entre padres e hijos, menos probable es que los adolescentes adopten conductas peligrosas. También es importante contar con alguno de los padres en casa en momentos claves del día, como la vuelta del colegio, la cena o la hora de dormir. Sin embargo, la cercanía emocional de los padres puede ser más decisiva que la física, según explica el doctor Robert W. Blum, uno de los investigadores y director del Programa de Salud de los Adolescentes, en la Universidad de Minnesota: «Tus hijos deben saber que cuando necesiten hablar contigo vas a estar accesible, aunque sea por teléfono».
El estudio pone en duda la primacía de la influencia del círculo de amigos, enfoque adoptado en muchos programas de prevención de conductas peligrosas. «Hasta ahora nos hemos centrado excesivamente en la influencia del círculo de compañeros y hemos buscado medios para afrontarla», comenta el Dr. Blum al New York Times (11-XI-97). «Y lo que nos está diciendo el estudio es que el entorno familiar es importante». En cuanto a la influencia de la escuela para proteger a los alumnos de conductas peligrosas, no cuenta tanto el tipo de escuela (pública, privada o religiosa) como que los alumnos sientan que los profesores se preocupan por ellos y los tratan con justicia.