La autoestima no es la panacea de la salud mental

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Múltiples estudios basados en encuestas sugieren que la autoestima es el fundamento de la salud mental, y numerosas políticas sociales asumen que elevar la autoestima de la gente resolverá no pocos problemas personales y colectivos. Pero cuatro investigadores encargados por la American Psychological Society de revisar la literatura científica sobre el tema, han puesto en duda muchas afirmaciones en un estudio del que se hace eco «Scientific American» (enero 2005).

Aunque aceptan que las personas con alta autoestima son más felices que quienes no la tienen, han encontrado «pocas pruebas para sostener que la promoción indiscriminada de la autoestima en niños y adultos, solo para ser ellos mismos, tenga beneficios para la sociedad, más allá del placer seductor que proporciona a quienes se dedican a este ejercicio».

«Dada la naturaleza a menudo engañosa de las apreciaciones sobre uno mismo», a la hora de realizar su revisión Roy F. Baumeister y sus colegas han hecho hincapié en mediciones objetivas siempre que era posible, lo cual redujo el número de trabajos relevantes de 15.000 a solo 200. Cuando los artículos detectaban correlaciones entre la autoestima y cierta conducta deseada, fueron especialmente prudentes a la hora de establecer relaciones de causa a efecto. Sus descubrimientos se concentran en diversos ámbitos.

En el terreno educativo, la autoestima está escasamente relacionada con la mejora del rendimiento académico y con el éxito en el trabajo. Tampoco predice una mayor habilidad en las relaciones con otras personas.

Respecto al comportamiento sexual de los adolescentes, la baja autoestima no les predispone a una actividad sexual más temprana ni más frecuente. En todo caso, los jóvenes con alta autoestima tienen menos inhibiciones y tienden más a minusvalorar los riesgos que corren. Sin embargo, las malas experiencias sexuales llevan a reducir la autoestima.

Sobre el alcoholismo y la drogadicción, un estudio a gran escala en Nueva Zelanda (McGee y Williams, 2000) no encuentra correlación entre la autoestima medida entre adolescentes de los 9 a los 13 años y el uso del alcohol y drogas a los 15. Otros estudios dan resultados variados.

Se suele pensar que la baja autoestima es un factor importante en las situaciones de acoso contra otros. Sin embargo, la revisión de Baumeister le lleva a descubrir que los agresores tienen ideas favorables e incluso exageradas sobre sí mismos.

Un problema observado por los investigadores es que la mayoría de los estudios mezclan indiscriminadamente a las personas con un sentido saludable de sí mismas con quienes tienen una falsa autoestima o son narcisistas. En resumidas cuentas, según los investigadores de la American Psychological Society, la objetividad sigue siendo un problema cuando se trata de estudiar la felicidad y la autoestima.

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