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Juan Pablo II: equiparar matrimonio y uniones de hecho perjudica a la familia

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«Equiparar el matrimonio con otras formas de relación entre las personas es una decisión grave que no puede sino perjudicar a la institución conyugal y familiar», ha afirmado Juan Pablo II en el discurso dirigido el pasado día 23 a los participantes en un encuentro de políticos y legisladores europeos, celebrado en el Vaticano. El Papa recordó el deber que tienen los responsables políticos de «crear las condiciones necesarias para velar por la naturaleza específica del matrimonio, su estabilidad y la acogida al don de la vida».

Las palabras de Juan Pablo II surgen en un momento en el que está abierto el debate sobre el reconocimiento legal de las uniones de hecho en varios países europeos. Este encuentro ha sido organizado por el Consejo Pontificio para la Familia, para reflexionar sobre cuestiones éticas que afectan a la institución familiar.

La enseñanza de Juan Pablo II toma como punto de partida que «el matrimonio tiene un estatuto jurídico específico, que reconoce a los cónyuges derechos y deberes, de uno para con el otro y respecto a los hijos». El Papa destaca que el papel de la familia en la sociedad es primordial, pues favorece la socialización de los jóvenes y la transmisión de valores, y permite vivir la experiencia de la fraternidad y de la solidaridad.

Esto no puede perderse de vista al buscar un marco jurídico que tenga en cuenta la evolución social. «En la búsqueda de soluciones legítimas para la sociedad moderna, la familia no puede ponerse en el mismo plano que las simples asociaciones o uniones, y éstas no pueden beneficiarse de los derechos particulares ligados exclusivamente a la protección del compromiso conyugal y de la familia, fundada sobre el matrimonio, como comunidad de vida y de amor estable, fruto de la entrega total y fiel de los cónyuges, y abierta a la vida».

En su discurso, el Papa dice que, aun reconociendo la legítima libertad de las personas, no hay por qué equiparar el matrimonio y las uniones de hecho. «Sería dañino a largo plazo que leyes, basadas no en los principios de la ley natural sino en la voluntad arbitraria de las personas, den el mismo estatuto jurídico a diferentes formas de vida en común, lo que acarrearía numerosas confusiones». Según el Papa, las reformas que conciernen a la familia «consisten ante todo en reforzar el vínculo conyugal y en un apoyo más fuerte a las estructuras familiares».

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