Juan Pablo II: el analfabetismo, forma oculta de la pobreza

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El analfabetismo, uno de los aspectos más graves y ocultos de la pobreza, es el tema central del mensaje que Juan Pablo II ha escrito con ocasión de la Cuaresma, que comienza el próximo 1 de marzo. Según datos de la UNESCO, unos 960 millones de adultos en todo el mundo no saben leer ni escribir (casi uno de cada cinco), de los que más del 60% son mujeres.

«Numerosos testimonios provenientes de los diversos continentes, así como lo que yo he podido comprobar durante mis viajes apostólicos -escribe el Papa-, confirman mi convicción de que allí donde existe el analfabetismo reinan, más que en otras partes del mundo, el hambre, las enfermedades, la mortalidad infantil y también la humillación, la explotación y los sufrimientos de todo tipo».

El Papa, que define el analfabetismo como «mal oscuro» y «terrible plaga», hace suyas unas palabras de Pablo VI («el hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos») y subraya que «un hombre que no sabe leer ni escribir encuentra grandes dificultades para participar en los modernos métodos de trabajo; está, en cierto modo, condenado a la ignorancia de sus derechos y deberes; es verdaderamente un pobre».

Por el contrario, cuando «las personas, las familias y las comunidades tienen acceso a la instrucción, a la educación y a los diversos niveles de formación, pueden progresar mejor en todos los aspectos», pues «la verdadera educación es a la vez espiritual, intelectual y moral». Incluso en aspectos como la preocupación por el crecimiento de la población, «la educación y el desarrollo son respuestas mucho más eficaces a las tendencias demográficas que la coacción y las formas artificiales de control». En este campo, además, el acceso a la instrucción ayuda a que las familias no sufran «pasivamente unos programas impuestos en detrimento de su libertad y del control responsable de su fecundidad».

También la evangelización «se verá favorecida por el progreso de la alfabetización, en la medida en que se ayude a cada uno de nuestros hermanos y hermanas a comprender el mensaje cristiano y a prolongar la escucha de la Palabra de Dios por medio de la lectura».

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