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Jóvenes: mucho título y poco empleo

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Si el informe PISA ofrece una radiografía sobre las aptitudes de los adolescentes en el mundo desarrollado, Education at a Glance (también realizado por la OCDE) permite conocer hasta dónde llegan los estudiantes en su formación, cómo ha cambiado el itinerario educativo en las últimas generaciones, y cuál es la relación entre este y el empleo.

La edición de este año aporta una cantidad de datos abrumadora. Para este análisis nos hemos centrado en lo que se refiere a un segmento muy específico, el de los jóvenes de 25 a 34 años, que han sufrido especialmente los efectos de la crisis y de cuya capacidad para conseguir un buen trabajo depende el futuro de la siguiente generación.

Más formados que nunca

Un 83% ha alcanzado un título más allá de la etapa obligatoria, porcentaje más alto que el de generaciones anteriores. México, Turquía, Portugal, España, Italia e Islandia son los únicos países que no llegan al 80%, mientras que en Centroeuropa y Corea del Sur se supera el 90%.

En España, el castigo salarial por no pasar de la etapa obligatoria es mayor que en OCDE, pero el premio por alcanzar estudios universitarios es menor

La diferencia entre la tasa de abandono prematuro de los jóvenes y la del conjunto de la población adulta (un dato que habla de la movilidad intergeneracional de una nación) es especialmente abultada en Portugal, Chile, e Italia. No obstante, una cosa es continuar los estudios más allá de la etapa obligatoria y otra obtener un título superior: la gran mayoría de la juventud portuguesa, chilena e italiana se ha quedado por el camino. El caso de Italia llama especialmente la atención, pues el porcentaje de jóvenes que han terminado estudios universitarios o similares es más bajo incluso que el de México o Turquía.

Con todo, no siempre una baja proporción de jóvenes universitarios se explica por una deficiente educación secundaria. En países como Austria y República Checa, que suelen obtener buenas puntuaciones en las pruebas PISA, no llega a uno de cada tres los que han cursado estos estudios, debido al atractivo de la formación profesional. No obstante, este atractivo para el alumno no siempre se corresponde con las preferencias del mercado laboral. De los tres países donde es más frecuente que los jóvenes abandonen su educación tras cursar estudios postobligatorios, la tasa de paro juvenil es muy baja en Alemania, media en la República Checa, y muy alta en Eslovaquia.

Corea del Sur, Rusia e Irlanda son los países con mayor movilidad intergeneracional hacia arriba; Noruega y Estonia, hacia abajo

El mejor nivel de formación también se aprecia en que cuatro de cada diez jóvenes de 25 a 34 años han obtenido un título superior, por solo uno de cada cuatro en la generación de sus padres. La diferencia no se nota en los estudios de doctorado (apenas un 1% los ha terminado), pero sí en los de máster: un 14% de los jóvenes ha llegado hasta aquí, aunque la proporción es especialmente alta en Polonia (ni más ni menos que el 31%), Bélgica, Suiza y España.

En general, la mayor parte de los jóvenes con título universitario se ha quedado en el grado, aunque las proporciones cambian según el país (España es el único donde hay más titulados de máster). Sin embargo, en las carreras de ciencias y las ingenierías ocurre lo contrario: hay más doctorados que personas solo con grado.

Movilidad intergeneracional

Comparando el segmento de población de 25 a 34 años con el de 55-64 (la edad aproximada de sus padres) se obtiene un dibujo de cómo ha ido la movilidad intergeneracional en cada país. En un primer grupo estarían aquellos donde la mayoría de los jóvenes se han quedado en el mismo nivel educativo que sus padres: aquí figuran, por un lado, Canadá o Israel, que han mantenido tasas altas de graduados universitarios en ambos segmentos; por otro lado, algunos países de Centroeuropa como Austria, República Checa o Eslovaquia también han sido bastante estables, aunque en estos casos por la elevada proporción de jóvenes que han optado por la formación profesional.

En otros países, una parte importante de los jóvenes han superado a sus padres. En Corea del Sur, Rusia, Irlanda, Polonia y Francia muchos han sido los primeros de sus familias en terminar estudios universitarios. El caso de Corea es llamativo: la tasa de graduación se ha multiplicado por cuatro de padres hijos (del 17% al 68%), aunque en buena parte se debe al éxito de las carreras cortas (dos-tres años) con un claro componente práctico, que ha cursado uno de cada cuatro titulados.

También han experimentado una fuerte movilidad intergeneracional España, Italia, Grecia y Holanda. En estos países el ascenso ha consistido principalmente en pasar de la enseñanza obligatoria, pues la generación anterior presenta una alta tasa de abandono escolar.

Un último grupo lo forman Noruega, Estonia y Suecia, y a otro nivel, Alemania y Estados Unidos. En todos ellos hay en torno a un 25% de jóvenes que no han llegado tan lejos como sus padres en los estudios. Esto se debe, en general, al elevado nivel de instrucción de los padres y al frecuente abandono escolar entre los hijos, aunque no tan frecuente como en México, Turquía, Portugal, España e Italia, que registran los máximos de la OCDE.

Un 40% de los jóvenes de la OCDE ha obtenido un título superior. En la generación de sus padres el porcentaje era del 25%

La influencia de la educación en la empleabilidad

Al igual que ocurre con el conjunto de la población adulta, la tasa de paro entre los jóvenes desciende según aumenta el nivel educativo alcanzado. En 2014 era del 19% para los que no habían ido más allá de la etapa obligatoria, del 10% entre los que se habían quedado en el nivel de secundaria postobligatoria, y del 7,5% entre los que habían obtenido un título superior. En Francia, Irlanda y Estados Unidos, la ventaja de los titulados universitarios es mucho mayor que la media de la OCDE. En cambio, es más corta en otros países: unos con poco paro de jóvenes (Suecia, Noruega, Chile) y otros en el caso contrario (España, Grecia, Portugal).

Por último, hay un grupo de países (Turquía, México, Italia y Dinamarca) donde el desempleo entre los universitarios –por debajo de la media en Dinamarca y México, por encima en Italia y Turquía– es mayor que entre los del nivel académico inmediatamente inferior.

Las aptitudes, menos importantes que el título

En general, entre los que se quedaron en la etapa posterior a la obligatoria, tienen menos paro los que escogieron programas de formación profesional. Sin embargo, en una decena de países ocurre lo contrario, y la diferencia es especialmente abultada allí donde la tasa general de paro es alta, como en Grecia, Portugal y España.

Como explicaba un reciente análisis de la OCDE sobre juventud y empleabilidad, en la mayoría de países la probabilidad de ser contratado tiene más que ver con el título obtenido que con ciertas aptitudes básicas, como la comprensión lectora o el cálculo numérico. No obstante, la influencia de estas capacidades no es igual en todos los sitios: en España, Italia u Holanda es especialmente baja; lo contrario ocurre en los países escandinavos.

El premio salarial

En cuanto a la influencia del título y las aptitudes en el salario, se observa un salto cualitativo entre la educación postobligatoria y los estudios superiores. Comparado con el de los que solo cursaron la etapa obligatoria, el sueldo del primer grupo no es mucho más alto en el conjunto de la OCDE (salvo en España, la República Checa o Corea del Sur), y las competencias lectora y numérica no marcan gran diferencia. En cambio, tener grado universitario supone cobrar de media un 40% más, y la habilidad lectora implica una diferencia de 15 puntos porcentuales.

No obstante, los países estudiados difieren mucho en cuanto a cómo retribuyen tanto el título universitario como el mayor nivel de destrezas dentro de este grupo. En algunos (Japón y los escandinavos), tanto uno como otro factor tienen una influencia más bien pequeña. En otros (Alemania, República Checa o Corea del Sur), ocurre todo lo contrario: el sueldo de los universitarios es mucho más alto y la diferencia entre los más hábiles en lectura y los menos también es importante. En España, el plus salarial por título es ligeramente más bajo, y la influencia de las habilidades está en la media. En general, en los países con más diferencia entre lo que gana un universitario y alguien con estudios postobligatorios el porcentaje de población con estudios superiores es muy bajo (Brasil, Chile y Hungría).

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