Jean Vanier: un premio a la dignidad humana

publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Jean Vanier ha recibido el premio Templeton tras más de cincuenta años cuidando de personas con discapacidad psíquica. Sus “arcas” se han extendido a los cinco continentes.

Desde que en 1964 Vanier acogiera a dos enfermos en su pequeña casa de Trosly (Francia), las “arcas” –como se denominan las residencias y centros de día promovidos por su institución– se han multiplicado: hoy son 147 en 35 países. Todo empezó por un encuentro con un sacerdote amigo, que había formado una reducida comunidad para cuidar de personas con discapacidad intelectual. Después de visitar algunos centros psiquiátricos, y de presenciar la indolencia e incluso la crueldad con que los residentes eran tratados, Vanier comprobó que la vida en común era la mejor terapia para estos enfermos. Y se puso manos a la obra.

Como explica un blog de The Economist, la vida de Vanier es un ejemplo práctico del proverbio chino “es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”. Podría haber iniciado una campaña de denuncia en los medios o ante los políticos, pero prefirió escoger el camino más directo. El tiempo le ha dado la razón. Además de coordinar las comunidades de “L’Arche”, a sus 86 años dirige Fe y Luz (una red internacional que brinda apoyo y pone en contacto a familias con hijos discapacitados) e Intercordia (una asociación que facilita a personas del primer mundo viajar a lugares pobres para ayudar).

Según los estatutos aprobados en 2007, L’Arche International busca que se reconozca “el valor único de cada persona y la necesidad del otro que existe en todo ser humano”. El compromiso con la dignidad humana explica también la importancia que la organización concede a la dimensión espiritual. En todas las comunidades se invita a los residentes y trabajadores a profundizar en este aspecto, seas cuales sean sus creencias. A medida que L’Arche se ha ido extendiendo por el mundo, la raíz católica original ha sabido adaptarse a las religiones mayoritarias de cada lugar.

Mirar cara a cara a la fragilidad

La vida en comunidad es un concepto esencial en todas las “arcas”. Como explicaba Vanier en una reciente conferencia en la Cámara de los Lores, estas casas han de ser auténticos hogares para los residentes, y por eso es necesario que acojan solo a unos pocos enfermos. Otros prefieren vivir por su cuenta, aunque cuentan con centros de día. En algunos de ellos, incluso, las personas con discapacidad desarrollan su trabajo profesional.

La sensación de hogar es imprescindible para que los que viven allí (discapacitados o no) entren en una relación personal, “se miren a los ojos”. Parte de ese reconocimiento consiste en acercarse al sufrimiento y la fragilidad del otro, para lo que es necesario primero aceptar las propias limitaciones. Según Vanier, la integración de las personas con discapacidad mental no se logra a base de esconder sus problemas, sino de recordar lo que estas personas aportan a la sociedad.

El premio Templeton se concede anualmente a una persona que haya hecho una contribución excepcional para afirmar la dimensión espiritual de la vida, mediante su sabiduría, sus descubrimientos o sus realizaciones prácticas. Fue establecido por sir John Templeton en 1972. Está dotado con 1.100.000 libras esterlinas.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.