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Japón: las residencias empiezan a sustituir a la familia en la atención a los ancianos

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El envejecimiento de la población en Japón ha adquirido un ritmo creciente: en 1992 el 13% de los japoneses (15 millones de personas) tenían más de 65 años. En los últimos 25 años se ha duplicado su número, y se prevé que en el año 2020 la cuarta parte de los japoneses estarán por encima de la edad de jubilación. Todavía el 40% de los hogares japoneses acogen a tres generaciones bajo el mismo techo; pero el cuidado de los ancianos está pasando paulatinamente de la familia a las instituciones geriátricas.

Las costumbres están cambiando. Según una encuesta llevada a cabo por un organismo estatal en 1981, el 42% de los mayores de 65 años entrevistados preferían, llegado el caso de que no pudieran valerse por sí mismos, ser cuidados por personal especializado en lugar de sus familiares. La proporción había crecido hasta el 52% en 1987 y actualmente es del 60%. La mayoría de esas personas señalan que el motivo es no ocasionar molestias a la familia o que sus parientes no podrían proporcionarles las atenciones necesarias. De hecho, Japón cuenta con una de las proporciones más altas entre los países desarrollados (seis veces más que Dinamarca, y tres veces más que Estados Unidos) en cuanto al número de personas mayores de 65 años que son incapaces de valerse por sí mismas.

Al mismo tiempo, la escasez de mano de obra (el Ministerio de Trabajo calcula que en el año 2005 habrá unos 4 millones de puestos de trabajo que deberán ser cubiertos por extranjeros) y los cambios sociales están llevando a cada vez más mujeres a incorporarse al mercado laboral; y son ellas las que principalmente cuidaban de sus padres o suegros. Aunque aún el 60% de los ancianos japoneses viven con sus hijos, se espera que esta proporción disminuya rápidamente en los próximos años. En comparación, actualmente en Estados Unidos menos del 10% de las personas mayores comparten techo con sus descendientes; así, tres cuartas partes de la población americana está al menos una temporada en el hospital durante su último año de vida, y un cuarto -no el cuarto restante- pasa por alguna residencia.

Otro problema es el alto índice de suicidios entre la población japonesa de más de 65 años. Sólo en 1990 se suicidaron más de 6.000 personas mayores; y los últimos estudios muestran que entre el 70 y el 80% de esos suicidios están provocados por problemas familiares. En comparación con otros países, resulta sorprendente que en Japón el 63% de los suicidios de ancianos tengan lugar en hogares de tres generaciones y sólo el 9% entre personas que viven solas.

En Japón, el número de residencias privadas -enormes complejos con todo tipo de atenciones médicas y medios de esparcimiento- no ha dejado de incrementarse en los últimos años, pero los precios son demasiado elevados para la mayoría de los posibles usuarios. La tarifa media es de 226.000 dólares de entrada, más mensualidades de 1.200 dólares. Existen también los Hogares Estatales, destinados a las personas con un bajo nivel de ingresos, pero poca gente opta por ellos.

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