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Iniciativas para dar educación sexual en las escuelas

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Cómo remediar las deficiencias de los programas oficiales
En diversos países, no es raro que muchos padres estén descontentos con la educación sexual que se imparte en las escuelas. A menudo, los programas oficiales se limitan a explicaciones fisiológicas, sin atender a la formación moral, cuando no fomentan expresamente actitudes irresponsables. Otro problema frecuente es la falta de profesores preparados, capaces de transmitir de modo adecuado a los alumnos la información y las orientaciones para su conducta que les ayuden a desarrollar una sexualidad madura. A fin de remediar estas deficiencias, han surgido distintas iniciativas, de las que aquí se ofrecen algunos ejemplos.

Muchos programas oficiales de educación sexual previenen contra el adoctrinamiento de los alumnos en una moralidad determinada, cosa que, según se dice, está fuera de lugar en la enseñanza pública (en Gran Bretaña se abandona esta idea:

En Singapur, la educación sexual forma parte del plan de estudios establecido para los alumnos a partir de los 14 años. Consiste básicamente en informaciones biológicas sobre la reproducción humana: insuficiente ayuda para tomar decisiones en este campo.

Desde hace algunos años, Celebration of Life (COL), entidad afiliada a Human Life International, prepara voluntarios para que den clases y charlas a los estudiantes sobre lo que el programa oficial no explica (1). Hasta ahora, 30 de las 140 escuelas secundarias que existen en Singapur han pedido a COL que imparta sesiones a los alumnos. Es habitual que, después de la primera vez, los centros repitan la invitación los años siguientes.

El programa elaborado por COL proporciona a los adolescentes una visión no reductiva de la sexualidad humana. Les enseña a distinguir ésta -en la que intervienen la razón, la afectividad, la conducta, el carácter- del mero «sexo». Les muestra que la relación sexual no debe ser episódica, sino que se orienta al matrimonio y a la familia. Las clases abordan también cuestiones difíciles: homosexualidad, relaciones extramatrimoniales, contracepción, aborto…

El éxito de la idea ha hecho que los voluntarios de COL no basten para atender las peticiones de los centros de enseñanza. Por eso, COL ha iniciado un programa para formar profesores, de modo que puedan impartir ellos mismos las clases sobre sexualidad en sus escuelas. Con este fin, ha editado un manual para profesores, que complementa el «Curso básico sobre enseñanza del desarrollo y la sexualidad humanos». Hasta ahora han participado cerca de 150 profesores. En consecuencia, algunas escuelas han implantado sus propios cursos de educación sexual según el modelo de COL.

Una idea similar se aplica en Canadá, mediante el programa llamado «Teen-Aid». La organización promotora, una asociación pro-vida, cuenta con profesores que acuden a las escuelas que solicitan sus servicios. «Teen-Aid» está extendido sobre todo en la provincia de Saskatchewan, donde se ha impartido ya en más de 200 escuelas a un quinto de los escolares de 12 a 17 años. El temario del curso se centra en la familia y enseña el valor de la castidad (ver servicio 35/93).

Enseñar virtudes

El mismo número de HLI Reports (ver nota 1) informa de un programa elaborado en Estados Unidos por una organización llamada Teen Choice. Los destinatarios inmediatos son los profesores que han de impartir educación sexual a alumnos de enseñanza secundaria. Ante la presión que sufren los adolescentes en contra de la continencia, el curso preparado para que lo desarrollen los profesores se titula «Motivos razonables para esperar: Vida familiar y formación del carácter».

El curso presenta la sexualidad dentro de una visión integral de la persona humana y se basa en la formación del carácter. A lo largo de dos días de preparación intensiva, los profesores aprenden cómo explicar las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza; todo un descubrimiento para no pocos estudiantes. En Estados Unidos, una de las últimas modas pedagógicas es no enseñar a los alumnos principios absolutos. Así, en las sesiones de «orientación sobre los valores» aparecen, en lugar de virtudes, sucedáneos como «toma de decisiones», «autoestima», «cooperación» y otras actitudes a las que no se da fundamento. Sin embargo, el programa de Teen Choice ha sido aprobado por el Departamento de Sanidad del gobierno para el uso en las escuelas públicas.

Los estudios previos llevados a cabo y la misma experiencia de aplicación del programa muestran que los adolescentes son efectivamente receptivos a la enseñanza de las virtudes. «Motivos…» explica la diferencia entre los valores, objetivos y permanentes, y las preferencias personales, así como la dignidad de la persona humana. Con esta base, los alumnos pueden comprender finalmente por qué es bueno vivir la continencia hasta el matrimonio. Y aprenden a apreciar las virtudes necesarias en la vida familiar.

El curso intensivo para profesores enseña a desarrollar el programa de modo adecuado a las diversas situaciones en las que pueden encontrarse los alumnos, según procedan de familias estables o conflictivas, y según sea su conducta en lo referente a la sexualidad. El programa incluye un manual para profesores, otro para padres, un libro de texto para los alumnos y materiales audiovisuales, como diapositivas y vídeos (2).

Un curso en vídeo

En España, la Fundación Pro Vida de Cataluña ha preparado un curso de «Educación de la sexualidad humana» en vídeo. Está pensado para que se exhiba en clase a los alumnos. Va acompañado de una guía impresa para orientar al profesor sobre cómo presentarlo a los alumnos, cómo responder a las cuestiones que ellos puedan plantear y cómo suscitar una reflexión en común acerca de lo visto en la pantalla. Los contenidos responden a temas incluidos en los planes de estudio de la enseñanza secundaria (Bachillerato y Formación Profesional), en las áreas de Ciencias de la Naturaleza, Ciencias Sociales, Religión y Ética. Otra guía permite utilizar el curso también con grupos de jóvenes que se preparan para el matrimonio.

El curso completo consta de dos vídeos que duran poco menos de media hora cada uno. El primero plantea cuestiones fundamentales sobre el amor, la sexualidad, los enamoramientos juveniles, la familia…, por medio de personajes de distintas generaciones. La narración presenta diversos momentos y circunstancias de la vida cotidiana en los que surgen esos interrogantes. El otro vídeo es «técnico». Con imágenes reales de gran calidad, muestra las bases fisiológicas de la reproducción y el desarrollo del embrión.

Tanto las imágenes como los textos han sido preparados por especialistas: médicos, psicólogos y profesores con larga experiencia docente. Se emplea un lenguaje claro y preciso para dar a conocer la sexualidad como facultad integrada en el conjunto de la persona, con todas sus dimensiones psicológicas, culturales y espirituales. El curso pretende invitar a los adolescentes al dominio de sí mismos, proponiéndoles valores y actitudes positivos (3).

Juan DomínguezNuevos principios para la educación sexual en Gran Bretaña

Londres. En virtud de una revisión radical de la forma de impartir la educación sexual en las aulas, todos los alumnos de enseñanza secundaria de Inglaterra y Gales recibirán lecciones sobre moral y valores familiares. Los nuevos principios, hechos públicos el mes pasado mediante una circular del ministro británico de Educación, John Patten, forman parte de un plan más amplio, preparado por el gobierno, que se propone dirigir la enseñanza hacia la reafirmación de los valores tradicionales.

La educación sexual se quitará del programa de ciencias y pasará a impartirse como asignatura independiente. Se dará a los alumnos orientaciones morales, y no sólo los mecanismos del sexo. El Ministerio ha invitado a los directores de escuelas y a los consejos escolares a presentar observaciones a los principios expuestos en la circular, que entrarán en vigor el próximo mes de agosto.

En la presentación de la circular, Patten declaró: «Los valores morales ocupan el centro mismo de la educación. Una escuela no puede ser un lugar donde estén ausentes los valores». Añadió que la educación sexual debe comenzar en la familia y proseguir en la escuela. «Algunos sostienen que la familia está muerta o agonizando. Por el contrario, la familia sigue siendo el corazón de la sociedad, el cemento que nos mantiene unidos». La educación sexual «debe tratar de los valores que los alumnos necesitan para desarrollarse, si queremos que lleguen a ser unos adultos capaces de mantener relaciones de modo responsable y ético».

La circular establece nuevas normas de actuación para las escuelas que reciben financiación del Estado:


– Las juntas directivas de las escuelas primarias decidirán si se da educación sexual.

– En las escuelas secundarias, todos los alumnos recibirán educación sexual, que incluirá enseñanzas sobre el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual.

– La junta directiva de cada escuela tendrá que hacer una declaración escrita, para conocimiento de los padres, que explique cómo se enfocará la educación sexual.

– Los padres podrán, si lo desean, retirar a sus hijos de las clases de educación sexual.

Vuelta a la responsabilidad

Patten dijo que se dará una enseñanza moral basada en lo que definió como «un conjunto de valores fundamentales ampliamente compartidos, como: confianza en uno mismo y disciplina; respeto a la autoridad legítima; sentido de responsabilidad; altruismo y necesidad del dominio de sí; dignidad y respeto a uno mismo y a los demás; lealtad y fidelidad; capacidad de mirar al futuro, así como de disfrutar del presente y aprender del pasado».

Se ayudará a los alumnos a apreciar la estabilidad familiar, el matrimonio y el ejercicio responsable de la paternidad. «Sin embargo -añade la circular-, los profesores deberán tener presente que muchos chicos proceden de hogares que no responden a este ideal; por tanto, deberán tener cuidado para no herir inconscientemente a nadie».

El comentarista Clifford Longley elogió en el Sunday Telegraph el paso dado por el gobierno: «Parece que ahora se coincide en que las palabras clave en la educación sexual moderna son ‘responsabilidad’, ‘valores’ y ‘principios morales’. Lo que, sin duda, ha llevado a este acuerdo es el miedo al SIDA, que ha invertido la tendencia, heredada de los años sesenta, a considerar el sexo simplemente como placer. Ahora se recupera la verdad de que los actos sexuales ‘irresponsables’ pueden tener consecuencias desastrosas».

Sin embargo, Longley anotó también que tal vez falten personas competentes para enseñar este mensaje. «Muchos profesores no tienen confianza en sí mismos para dar orientaciones sobre ética sexual, porque no se consideran cualificados, moral o profesionalmente, para hacerlo. Si ellos mismos son fruto de la revolución sexual de los sesenta, se encuentran en la incómoda situación de tener que decir a sus alumnos: ‘haced como digo, no como hago (o hice)’. Muchos lo hacen sólo porque creen que son el último recurso para sus alumnos. Así no es difícil imaginar a dos profesores de educación sexual, en aulas contiguas, cada uno dando respuestas diferentes a las preguntas de los alumnos, creyendo ambos que se ajustan a los principios oficiales».

Patrick Kelly_________________________(1) Ésta es una de las actividades recogidas en un reciente número de HLI Reports (noviembre 1993), publicación editada por Human Life International, dedicado a educación sexual. (2) Para más información: Teen Choice, 6201 Leesburg Pike, Suite 404, Falls Church, VA 22044 (USA).(3) Fundación Pro Vida de Cataluña: Bonaplata, 42-1.º; 08034 Barcelona.

N. de la R.: La dificultad de transmitir unos criterios que no se viven personalmente la está experimentando también el propio gobierno conservador. En este mismo mes de enero John Major ha tenido que hacer cambios en su gabinete después de que algún ministro tuviera que dimitir al divulgarse sus aventuras extra-matrimoniales. Tales escándalos han dejado la impresión de que algunos gobernantes tienen, en su vida privada, una concepción muy laxa de la moralidad, aunque, en público, defiendan una versión más estricta. Esto puede deberse más a debilidad que a hipocresía. Pero indica que el retorno a «los valores familiares y morales» debe empezar por los mismos gobernantes.

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