Haider: el ascenso de un populista de derechas

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Una conmoción en el tradicional reparto del poder austriaco
La entrada del partido liberal de Jörg Haider en el gobierno de Austria es el cambio electoral que ha causado más conmoción en Europa en los últimos tiempos. En un gesto sin precedentes, la Unión Europea adopta sanciones políticas contra uno de sus miembros, aunque nadie pueda acusarle de haber violado los principios democráticos del Tratado. Una democracia estable ve con indignación el riesgo de un aislamiento internacional, que atribuye a incomprensión. Para valorar el ascenso de Haider hay que entender qué novedad introduce en el tradicional reparto del poder austriaco.

Viena. El pasado viernes 4 de febrero se consumó un paso más en la carrera política de Jörg Haider. Su partido, el FPÖ (Partido de los Liberales de Austria) forma ya coalición de gobierno con los democristianos del ÖVP (Partido Popular Austriaco). El líder de este último partido, Wolfgang Schüssel, es canciller de Austria después de treinta años de dominio socialista. Las reacciones no se han hecho esperar: los otros 14 países miembros de la Unión Europea aplican las sanciones con las que habían amenazado a Austria; Estados Unidos e Israel llaman a sus embajadores; la prensa europea solo conoce un tema: Haider.

Pero ¿cuáles son las razones del éxito político de Haider? ¿Por qué un país con una democracia consolidada se ve amenazado con un aislamiento internacional? ¿Cómo es posible que un 27% de la población vote a un partido de extrema derecha con un líder que algunos consideran neonazi?

El origen de su partido

En primer lugar, habría que aclarar qué es el FPÖ. Fundado en 1956, recogió los restos de un partido que nació en 1949, el VdU (Asociación de Independientes). La ideología política de este partido está anclada (como la del FPD alemán) en los reformistas liberales que provocaron la revolución de 1848 y la unificación alemana en 1870. Es una corriente de pensamiento pangermanista, nacida de las asociaciones estudiantiles, en su mayoría de religión protestante, claramente anticlericales. Una de sus bases políticas era la unidad de los pueblos germanos, incluyendo a los austriacos. En Austria, esta corriente fue denominada Deutschnational (nacional-alemana).

Austria, en 1918, después de la I Guerra Mundial fue totalmente desmantelada. Prácticamente nadie creía en la viabilidad de un Estado tan pequeño, mermado de todo tipo de derechos. Todas las fuerzas políticas en los primeros años de la República se consideraban pro-Alemania, hasta el extremo de que el primer artículo de la Constitución declaraba que «La república alemana de Austria es una parte de la República Alemana». Las fuerzas aliadas obligaron a Austria a quitar este artículo e impusieron una prohibición al Anschluss (anexión a Alemania). Esto explica que el mismo padre de los socialistas austriacos, Karl Renner, pidiera el voto favorable a la anexión con la Alemania nazi en 1938. En Austria siempre hubo una gran parte de población pro-alemana.

Al finalizar la II Guerra Mundial, muchos austriacos acabaron bastante arrepentidos de su experiencia de la unidad con Alemania, pero siempre quedó un grupo de votantes pro-alemanes. Este grupo, pequeño, que siempre se movía entre el 4% y el 7% de los votos, recaló en el FPÖ, que, como su homónimo alemán, fue poco a poco convirtiéndose en un partido liberal, partidario de una economía libre de mercado, opuesto a la democracia cristiana y a los socialistas, como una tercera fuerza política del país.

Cambio de ideología por votos

Hasta que llegó Haider al poder en el partido. Haider, como muchos de los miembros de su partido, tiene una tradición pro-alemana, liberal, anticlerical, librepensadora. Pero en 1986, cuando Haider se convierte en el secretario general de su partido, reconoce los signos de los tiempos y se da cuenta de que con esa ideología no puede llegar a nada. Haider, con un carisma populista, va poco a poco destruyendo la ideología de su partido. Primero abandonan el partido los «nacional-alemanes», los más ideológicos; luego, en 1993, los liberales se separan formando un nuevo partido, el Foro Liberal. Haider va convirtiendo el FPÖ en un partido a su medida: un movimiento político sin ideología definida que postula aquello que le traiga más votos.

Ante la Europa que busca la unidad se presenta como un patriota austriaco (rompiendo claramente la obsoleta tradición nacional-alemana); ante los obreros y trabajadores, como un protector ante la afluencia de mano de obra extranjera mucho más barata (es el partido más votado en ese grupo de personas); ante las familias, como un defensor de las ayudas económicas que nunca podrá realizar; ante los empresarios, como un reformador contra la maroma de leyes socialistas que atan la iniciativa privada. Por supuesto, también sabe mantener a los votantes tradicionales de este partido con declaraciones ocasionales que dan pie a la prensa nacional (y desde hace pocas semanas a la internacional) para atacarle duramente.

Todo esto va servido con una retórica brillante y una incansable habilidad para presentar sus proyectos electorales (un día copia de los republicanos americanos y hace su «Tratado para Austria»; otro, convierte el partido en un «movimiento» sin ideología intentando imitar la Forza Italia de Berlusconi…). Y así consigue estar siempre en la primera plana de la atención pública. Haider provoca siempre simpatías o antipatías, no deja frío a nadie. Además, sabe dar golpes de efecto con la elección de los candidatos. Uno de sus representantes en el Parlamento Europeo, Peter Sichrovsky, era un conocido intelectual de izquierdas de religión hebrea (!).

El gran reparto

Un análisis detallado de los votantes del FPÖ en las últimas elecciones confirma estas tendencias: por un lado, el voto protesta y, por otro, el de la corriente liberal en la economía. Los votantes de Haider son jóvenes: entre los menores de 30 años, Haider obtuvo un 38% de los votos frente al 21% de socialdemócratas (SPÖ) y populares (ÖVP). Entre los mayores de 50, tan solo alcanza un 21% frente a más del 40% de los socialdemócratas. Haider obtuvo también una victoria entre los trabajadores, donde su partido fue el más votado, con un 38% frente al 33% de los socialdemócratas. Es la primera vez que el SPÖ no es la primera fuerza en este grupo. Entre los llamados «líderes de opinión», Haider logró un 31% de votos, solo superado por el ÖVP (36%) y casi el doble que el SPÖ (16%). Esto demuestra que muy pocos de los empresarios y cuadros tienen miedo a su política.

Con Haider, su partido ha pasado del 9,73% en 1986 al 26,91 % en 1999. Prácticamente en todas las elecciones ha subido y ganado votos. Pero para aclarar su subida constante hay que explicar la situación política de los dos partidos «tradicionales» de Austria y de los medios de comunicación del país. Austria se construyó gracias a un esfuerzo titánico en los años cincuenta. De ahí nació una política marcada por la Sozialpartnertschaft (alianza social), que ha dado una estabilidad tremenda al país.

Esta alianza y mezcolanza de los dos grandes partidos políticos, el socialdemócrata SPÖ y el democristiano ÖVP, junto con los sindicatos y los representantes de los empresarios, ha conseguido que Austria sea el país europeo con más estabilidad laboral, pero ha hecho también que se institucionalice lo que Haider ha denominado el Proporz (proporción) a la hora de conceder puestos públicos, o, mejor dicho, el amiguismo y la corrupción. Así, por ejemplo, el nombramiento de los directores de colegios públicos se hace según el número de votos y según el carnet del partido. Este proceso se ha acelerado todavía más con los últimos trece años de coalición de los dos grandes partidos. Haider sabe denunciar con mucha claridad este sistema, impensable en otros países. En Austria todos los puestos se distribuyen según la tendencia política.

Austria es el único país europeo sin televisión privada. Los socialdemócratas han conseguido que incluso Albania se adelantara en esta faceta. Haciendo caso omiso de la condena del Tribunal de Estrasburgo de 1994, no han sido capaces de legislar lo que supondría una pérdida del control político de la televisión. La ORF, la cadena estatal, está gobernada por un sistema proporcional, actualmente en manos de los socialistas. Esto da lugar a una información claramente tendenciosa, pero que hace que Haider se pueda vender como un mártir, un perseguido por el sistema.

Para completar el panorama de los medios, hay que tener en cuenta que hasta hace un año no había emisoras de radio privadas, que el gobierno controla la prensa escrita a través de las subvenciones estatales (que todos los medios, excepto un diario, necesitan para subsistir) o a través de la Cámara de Comercio (que puede negar a sus miembros la inserción de anuncios en medios «críticos»); así que todos los medios tienen un claro tono anti-Haider.

Aglutina el voto protesta

Otro factor que conviene tener en cuenta es que los otros partidos han tratado siempre de aislar a Haider. Los dos partidos podrían haber pactado con él en varias ocasiones. Los socialdemocratas siempre le han rechazado de forma radical, pese a voces ocasionales de algunos «padres» del partido que ven cierta «familiaridad» política con algunas de sus propuestas en el terreno social e inmigratorio. Los populares, que coinciden con su programa económico y familiar (ya se ha visto lo rápido que han llegado a un acuerdo de coalición), siempre han tenido miedo a perder definitivamente su identidad ante Haider. Esta política hace que aglutine el voto protesta.

Las protestas europeas de momento solo han contribuido a despertar indignación entre la mayoría de los austriacos, que se sienten maltratados. Hay que tener encuenta que Austria es el país de Europa que proporcionalmente ha acogido a más refugiados procedentes de los Balcanes. En el país no ha habido hasta la fecha ningún acto de violencia racial contra asilados, ni enfrentamientos callejeros ni manifestaciones. En los últimos diez años, la primera vez que la policía ha tenido que emplearse con dureza contra manifestantes fue precisamente el día en que juró el nuevo gobierno.

Además, en Austria prácticamente no hay neozanis. Cualquier tipo de propaganda nazi o de alabanza en público de la política de Hitler trae consigo penas de hasta cinco años de cárcel, y esta legislación se aplica. Esto hace que haya muy pocos grupos de esa tendencia. Si Haider fuera un neonazi o hubiera hecho manifestaciones claras en defensa del nazismo, ya se habrían encargado sus enemigos en Austria de acabar con su carrera política.

Haider es un producto austriaco. Simon Wiesenthal, el famoso cazador de nazis, declaraba hace dos días a la televisión holandesa: «Haider no es un neonazi. No es un hombre peligroso, es un oportunista que hace una política populista de derechas». Y eso es Haider, un político moderno sin ideología, ambicioso; como los otros políticos, capaz de hacer todo para alcanzar el poder o mantenerse en él, que promete imposibles, que sabe aprovechar una política de oposición y el voto protesta.

José María López-BarajasPrograma del nuevo gobiernoEstos son algunos de los puntos del programa acordado por los dos partidos de la coalición de gobierno:Medidas financieras y económicas

– Reducción del déficit anual al 1,5% del Producto Interior Bruto.

– Reducción de la deuda al 60% del Producto Interior Bruto (como exige la Unión Europea).

Para ello:

– Aumento de algunas tasas e impuestos (tabaco, tasa anual de autopistas, electricidad).

– Privatización de una gran parte de las empresas estatales (teléfonos, correos, electricidad, inmobiliarias, tabaco…), con ingresos previstos de cerca de 14 millardos de euros.

– Adelgazar la administración pública con la supresión de dos ministerios y la reducción en cuatro años de 9.000 funcionarios.

Seguridad Social

– Retraso de la edad mínima para la jubilación anticipada. Se pasa de 60 años a 61,5 para los hombres y de 55 a 56,5 para las mujeres.

– Establecer un sistema de primas para los trabajadores que no se acojan a la jubilación anticipada, siguiendo un sistema similar al de las compañías aseguradoras.

– Fomentar que las empresas privadas establezcan fondos de pensiones adicionales para sus trabajadores.

– Establecer una porcentaje de hasta un 20% de aportación del paciente en caso de consulta y asistencia médica (por supuesto, con muchas excepciones y regulación).

– Para fomentar la natalidad y la ayuda a las familias, aumento de los subsidios estatales por cada niño durante los tres primeros años después de nacer. Este dinero lo recibirán todas las familias y no solo las más necesitadas.

Libertades

– Autorización de la radio y televisión privadas en todo el territorio.

– Acabar con el reparto proporcional de los cargos y puestos públicos según la filiación política.

Relaciones internacionales

– Participación activa en las nuevas instituciones de defensa de la Unión Europea.

– Posibilidad de ingreso en la OTAN, después de un referéndum popular.

– Estimular el proceso de ampliación de la Unión Europea a los países de Europa del Este. Profundizar la integración dentro de la UE.

– Preferencia por la integración de los emigrantes a admitir a nuevos emigrantes. Mejorar las ayudas y los instrumentos para la integración.

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