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George Weigel: Un hombre de extraordinaria coherencia

publicado
DURACIÓN LECTURA: 1min.

Recordando a Juan Pablo II
George Weigel destaca en «Newsweek» (5 abril 2005) la personalidad del Papa.

En una época en la que las personalidades están montadas a menudo con trozos y piezas de convicciones (algo de política por aquí, otro poco de religión allá; moral tomada de un sitio, intereses artísticos de otro), Wojtyla puede resultar sorprendente. Era la personalidad más integrada con que jamás me encontré, y todo en él giraba en torno a la convicción de que Jesucristo es la respuesta a la pregunta que toda vida humana conlleva. Daba igual que estuviera con Mijaíl Gorbachov o con la Unión de Peluqueros Italianos, con hijos de sus amigos o con los cardenales de su propia Iglesia; todos los encuentros se desarrollaban dentro del horizonte de la convicción absolutamente inquebrantable que tenía Juan Pablo II de que los hombres y mujeres con los que se encontraba eran actores de un gran drama cósmico cuyo autor y director era Dios.

Para la visión convencional de la época, la intensidad de sus convicciones cristianas deberían haberlo convertido en un sectario, un hombre incluso peligroso. Pero en su mente, fue precisamente su fe cristiana y su disposición a seguirla la que le exigía dialogar con todos. Cada uno era de valor inestimable y todo le interesaba, porque Dios entró en la historia en Jesús de Nazareth, sobrecargando el mundo y la humanidad con una grandeza imposible de imaginar.

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