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Fundar una familia no es una prioridad para los “millennials”

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Un tercio de los millennials españoles –los nacidos entre 1985 y 1999– no desean tener hijos, o al menos no le conceden al tema una gran prioridad. Así lo recoge una encuesta de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), publicada a finales de octubre, que trazó un perfil de los intereses de ese grupo etario a partir de las respuestas de unos 3.000 individuos.

Según la consulta, estos jóvenes de 20-34 años que llegaron a la universidad o egresaron de ella cuando la crisis se cebaba con los hogares y desbarataba los planes de las familias, tienen como objetivo principal en la vida conseguir un buen empleo (38%), muy por delante del de “crear mi propia familia” (18%). De hecho, aunque dos de cada tres dicen querer tener hijos “en algún momento”, apenas el 11% los tiene a día de hoy, lo cual no es raro, habida cuenta de que la edad media del primer hijo en España se sitúa en 31 años.

Para el 77% de los “millennials” españoles, unos ingresos que les permitan “vivir sin agobios” son condición primera para fundar una familia

Planteada esa posibilidad, los millennials ponen el acento en lo económico como condición: primero habría que tener unos ingresos que les permitan “vivir sin agobios” (77%), un trabajo estable (76%) y, como complemento, disponer del tiempo necesario para la crianza y la educación de la prole (73%). El cómo se conforma la familia –si es una sola persona la que está al frente, si son dos, si están casados o únicamente en unión consensual–, les importa bastante menos.

Al parecer, la falta de recursos estables y una de las posibles derivaciones de esto –el seguir viviendo en casa de los padres (el 46% está en ese caso) o de otros familiares– inciden en que la paternidad no esté en el horizonte inmediato.

Viajar, primero viajar

Si los potentes ecos de la crisis en España aún se hacen escuchar en el empleo y funcionan como disuasorio, en otros países menos afectados por ese problema los jóvenes tampoco se muestran muy entusiasmados con lo de fundar una familia.

La consultora Deloitte tiene sus propios datos, que ofrece en su Sondeo Anual sobre los Millennials, el cual abarca a 42 países. El más reciente, realizado a más de 13.400 jóvenes de ese segmento, recoge las respuestas dadas por ellos entre diciembre de 2018 y enero del presente año.

La crisis les ha dejado mucha desilusión con el sistema: “Tenemos menos confianza en los empleadores –dice la estadounidense Laura Banks–, porque muchos de nuestros padres perdieron sus trabajos, pese a haber sido leales a sus empresas. Tenemos menos confianza en los mercados, porque quebraron. Y creo que a muchos de nosotros nos preocupa que vuelva a ocurrir. Así que, o bien estamos posponiendo muchos grandes momentos de nuestras vidas y ahorrando, o estamos diciendo: ‘¿Sabes qué? Todo esto puede caerse de nuevo mañana. Vámonos a viajar por el mundo”.

Y en efecto: la prioridad número uno de los millennials consultados por Deloitte es viajar (57%). Le siguen, en orden descendente, ganar un buen sueldo (52%), comprarse una casa (49%), tener un impacto positivo en la comunidad, a través de acciones de colaboración (46%) y, finalmente, tener hijos y crear una familia (39%).

“Todo esto puede caerse de nuevo mañana. Vámonos a viajar por el mundo”

En cuanto a lo que les preocupa, el primer lugar le corresponde al cambio climático (29%), la desigual distribución de la riqueza y la inequidad salarial (22%), y el desempleo (21%), todo por delante de la delincuencia, la corrupción o el terrorismo. En esto coinciden mayormente con los millennials españoles, a quienes les inquieta, primeramente, la denominada violencia de género (92%), y en segundo lugar, el cambio climático y la desigualdad social (ambas con el 91%).

Entre la economía y los valores

La repetida frase de que “los jóvenes de hoy serán la primera generación que no vivirá mejor que sus padres”, puede ser la traducción verbal de hechos económicos ciertos. En EE.UU., donde el desempleo está en mínimos, los millennials perciben un 20% menos de lo que ganaban los babyboomers a esa altura de la vida, a pesar de tener, los primeros, mayores niveles de instrucción académica.

Así lo refleja el informe “The Emerging Millennial Wealth Gap”, publicado en octubre por el think tank New America. Según los autores, los jóvenes de ese segmento se sienten abrumados por las deudas contraídas para poder estudiar, frustrados porque el promisorio horizonte del American dream y la estabilidad financiera se les ha hecho más difícil de alcanzar.

“Como la riqueza –señala el estudio– desempeña un papel fundamental en el logro de muchos objetivos financieros, la incorporación tardía de la generación millennial [al momento en que aquella se comienza a acumular] es problemática y ya tiene un impacto en varios indicadores, incluidos los índices de propiedad, matrimonio y crianza de hijos” a una edad mayor.

Las reticencias a “lanzarse temprano” tienen mucho que ver con lo económico; de hecho, las estadísticas indican que el mayor porcentaje de las deudas de estos jóvenes está en el área de los estudios y no en la de las hipotecas. Con estos pagos por saldar y menos dinero que dedicar a la salud y la educación de una futura prole, es entendible que se lo piensen más para tenerla.

Aunque lo económico es solo una cara del cubo. Hay otras causas menos “contantes y sonantes”, como el cambio cultural y tecnológico, que hace de las relaciones de pareja un fenómeno más mecánico, automático, y no exento de las dinámicas de oferta y demanda propias del mercado. Unos chicos y chicas que, con tanta deuda a sus espaldas y sin perspectivas de un futuro financiero tan prometedor como el de sus padres, deciden en cada vez mayor proporción quedarse al calor del nido familiar, confían más en las relaciones fugaces, vía dating app, que en la posibilidad de crear su propio hogar.Si, como notaba la joven Laura, la crisis arrojó a un mar de incertidumbres a una generación que creía en la solidez de todo lo que la rodeaba, ¿qué inspiraría a los jóvenes, visto lo visto, a tomar decisiones de efecto perdurable, como el tener descendencia?

Los “millennials” estadounidenses jóvenes se sienten abrumados por las deudas contraídas para poder estudiar y frustrados por la mayor dificultad para alcanzar el “American dream”

Quizás, en este sentido, les sea menos complicado emplear tiempo y esfuerzos a causas más “de puertas afuera”, como el medio ambiente. Pintar pancartas, dar charlas sobre el plástico y aprender desplazarse en un segway eléctrico, siempre exigirá menos compromiso que dedicar tiempo y unos recursos económicos no siempre seguros a la manutención y educación de los hijos.

“¿Esperanza? Gire a la izquierda”

El analista Noah Smith señala en Bloomberg que, idos los días de la pujanza industrial y de los sindicatos que pisaban fuerte; días en que no era preciso un título universitario para acceder a un puesto bien remunerado, hoy los millennials observan que incluso un mayor nivel de estudios ya no es palanca para acceder a la clase media.

“Quizás no sea sorpresa que se estén volviendo al socialismo, con el reclamo de que se perdonen las deudas universitarias y con el respaldo a candidatos presidenciales que prometen programas audaces de redistribución de la riqueza”, apunta Smith.

Ese “tender a la izquierda” fue también un rasgo registrado en la encuesta de Funcas: al preguntárseles acerca de su ubicación política en una escala entre cero y 10 –el cero es el punto más a la izquierda, y 10, el más a la derecha–, el 40% de los millennials se colocó entre el 0 y el 3, y apenas el 15% entre el 7 y el 10, con una media general de 4 (3,5 entre las mujeres y 4,4 entre los hombres).

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