Vaticano
En 1992, el déficit de la Santa Sede fue de 4.000 millones de liras (370 millones de pesetas), frente a los 87.000 millones previstos en el presupuesto. Entre las causas que han contribuido a esta fuerte reducción figuran las aportaciones económicas de las diócesis, que superaron los 14 millones de dólares. Se trata de la primera vez que las diócesis envían de modo sistemático esas contribuciones, previstas por el derecho canónico como ayuda al sostenimiento de la Santa Sede. Otras aportaciones corresponden a institutos y asociaciones religiosas, a fundaciones y al «óbolo de San Pedro» (las limosnas que los fieles de todo el mundo envían al Papa), que ascendieron a casi 70 millones de dólares. También han influido otros factores contingentes como la devaluación de la lira y algunas revaluaciones del patrimonio. Al tratarse de motivos extraordinarios, los responsables de las finanzas vaticanas prevén que en el año 1993 el déficit posiblemente volverá a experimentar un incremento.