Francia prohíbe todo tipo de clonación

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La reforma de las leyes de bioética en Francia establece la prohibición de la clonación reproductiva y de la terapéutica, descarta la creación de embriones con fines de investigación, pero admite que los embriones «supernumerarios» sirvan para investigaciones sobre células madre. La reforma, aprobada hace un año en la Asamblea con mayoría socialista, ha sido ahora aprobada con modificaciones en el Senado.

El proyecto es categórico en la prohibición de la clonación reproductiva, considerada como «crimen contra la especie humana», castigado con 30 años de prisión y multa de 7,5 millones de euros. Esta disposición, aprobada por unanimidad, prevé que la ley penal francesa será aplicable también al francés que cometa este crimen en el extranjero.

Ha habido más divergencias en torno a la clonación llamada terapéutica, por la que se crea un embrión por transferencia de un núcleo de célula adulta en un óvulo desnucleado a fin de obtener células embrionarias de potencialidades múltiples. La oposición de izquierda era partidaria de autorizar esta técnica para investigar sus posibilidades terapéuticas. En el ámbito científico, la Academia de Ciencias se había manifestado también a favor, aunque algunos investigadores -como el genetista Axel Kahn y el biólogo Jacques Testart- estaban en contra. También el presidente Chirac había manifestado su oposición. Finalmente, la mayoría gubernamental aprobó la prohibición de este tipo de clonación.

El proyecto del gobierno trata de evitar que el embrión humano sea tratado como una cosa, aunque sea con fines de investigación. Por eso establece que «la concepción in vitro de embriones o la constitución por clonación de embriones humanos con fines de investigación queda prohibida». Sin embargo, permite la excepción de investigar con células madre de embriones humanos sobrantes de los tratamientos de FIVET, por derogación de la ley, durante un periodo de cinco años. Según el ministro de Sanidad, Jean-François Mattei, hay que dar prioridad a la investigación con células madre adultas, aunque no se podrá hacer una elección definitiva hasta que los dos modelos sean comparados.

En cuanto a la posibilidad de recurrir a la procreación asistida, el texto ha suprimido la autorización de que una viuda pudiera utilizar, después de la muerte del padre, un embrión concebido in vitro. El ministro de Sanidad ha justificado esta postura por «los interrogantes éticos y psicológicos que puede suscitar el traer conscientemente al mundo a un huérfano, así como por los problemas jurídicos sobre la filiación y la situación patrimonial del niño». Las parejas de hecho deberán demostrar al menos dos años de vida en común para acceder a la procreación asistida. En Francia no se permite que una mujer sola utilice estas técnicas para tener un hijo.

En los días anteriores al debate parlamentario, Mattei había advertido en unas declaraciones contra el «ensañamiento procreativo» por un recurso poco sensato a las técnicas de reproducción asistida. Entre otros riesgos, señalaba el aumento de las tasas de prematuros, de embarazos múltiples, la incertidumbre sobre el empleo repetido de las estimulaciones de ovulación, la falta de experimentos en animales en una técnica como la ICSI. El ministro podía contar en esto con el apoyo del presidente del Comité Consultivo Nacional de Ética, quien ha escrito que «hoy día se sacraliza el deseo de los adultos, cuando algunas técnicas de la reproducción asistida hacen correr riesgos al niño que va a nacer». En Francia nacen actualmente 9.000 niños al año gracias a la FIVET, con una tasa de éxitos en torno al 20% por ciclo.

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