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Feministas italianas montan una artificiosa polémica contra el Papa

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La situación de las mujeres bosnias embarazadas tras haber sufrido violación ha sido utilizada por varias feministas italianas partidarias del aborto para arremeter contra el Papa, lo cual ha provocado a su vez una firme respuesta del Vaticano.

Todo comenzó a raíz de una carta de Juan Pablo II al arzobispo católico de Sarajevo, en la que le pedía que se prestara la mayor ayuda posible a las mujeres violadas, de modo que no sufrieran un rechazo social y, en su caso, aceptasen la vida que llevaban en su seno. «Incluso en una situación tan dolorosa -afirmaba el Papa- será preciso ayudarles a distinguir entre el acto de despreciable violencia, sufrido a causa de hombres extraviados en su razón y conciencia, y la realidad de nuevos seres humanos que llegan a pesar de todo a la vida», y que no son responsables de lo sucedido.

Algunas feministas cogieron al vuelo la ocasión de atacar al Papa, acusándole de ignorar los sufrimientos de estas mujeres por no admitir el aborto. Después surgió el rumor de que Roma había aconsejado, o al menos tolerado, el aborto en el caso de algunas monjas violadas en Bosnia. Fuentes católicas de Croacia confirmaron que entre las mujeres violadas por los serbios había varias monjas católicas. Sin embargo, un portavoz de Cáritas en Bosnia anunció que en aquél territorio no hay ninguna monja embarazada. En cualquier caso, la Sala de Prensa del Vaticano calificó de «completamente falsas» las noticias de que el Papa habría autorizado a estas monjas a abortar.

Otro rumor afirmaba que las supuestas monjas embarazadas habían sido obligadas a abandonar sus conventos. A este rumor salió al paso Sor Lilia Capretti, presidenta de la Unión de superioras religiosas de Italia, en unas declaraciones hechas a Radio Vaticano. Hablando en general del caso de religiosas víctimas de una violencia sexual, aclaraba que cuentan con todo el apoyo de su comunidad y que se buscan soluciones caso por caso. «La religiosa, que no ha elegido ser madre, respeta esta nueva realidad y lleva adelante su embarazo, también porque cuenta con la solidaridad de la comunidad que la ayuda en todos los sentidos».

Las feministas volvieron a la carga pidiendo a las mujeres italianas que, en la declaración de la renta, no atribuyesen a la Iglesia católica la parte de impuestos prevista para el mantenimiento de organizaciones religiosas. Sería el modo de castigar, decían, «la indiferencia y el desprecio que el Pontífice ha demostrado respecto a las mujeres violadas en Bosnia».

Como si el Papa mandara en Bosnia, le acusaban de ser «sordo a las peticiones de ayuda de las víctimas de la violencia, a las cuales se les niega la posibilidad de abortar».

El Vaticano respondió con un duro comunicado en el que descalificaba esta polémica «artificiosamente construida» y «carente de fundamento». La nota contiene una completa relación de las declaraciones realizadas por Juan Pablo II contra la política de conquista territorial por la fuerza y la aberración de la limpeza étnica, así como sus diversas llamadas en favor de las mujeres violadas.

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