Éxito de la primera reunión del Foro católico-musulmán

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Roma. La primera reunión del “Foro católico-musulmán”, celebrado en Roma del 4 al 6 de noviembre, concluyó con una declaración final que iba más allá de las formalidades al uso en este tipo de encuentros. El texto firmado contiene, en efecto, algunos objetivos, como el reconocimiento de la libertad religiosa y de la igual dignidad entre el hombre y la mujer, que son de cierto calibre si se piensa en lo que ocurre en buena parte del mundo islámico.

La idea de celebrar un Foro católico-musulmán surgió a raíz de la carta abierta con la que un grupo de intelectuales musulmanes respondió al discurso del Papa en la Universidad de Ratisbona del 12 de septiembre de 2006. Los 138 firmantes de la carta, a los que luego se sumarían otros ciento cuarenta, aceptaron dialogar sobre el reto de fondo que planteaba el Papa en su discurso: reconocer que la relación con lo trascendente implica la razón y excluye la violencia.

Benedicto XVI acogió la propuesta de diálogo, que se concretó en esta primera reunión en la que participaron veinticuatro delegados por ambas partes, más cinco expertos por cada lado. La delegación musulmana, presidida por Mustafá Ceric, gran muftí de Sarajevo, representaba a intelectuales de 43 países e incluía a todas las tendencias del islam. La delegación católica estuvo dirigida por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

Los participantes, que fueron recibidos también por el Papa, debatieron sobre el tema “Amor a Dios, amor al prójimo”, que dividieron en dos apartados: fundamentos teológico-espirituales, y dignidad humana y respeto mutuo. El diálogo, por tanto, no se limitó a aspectos genéricos, ni a las diferencias entre el catolicismo y el islam, que son evidentes.

Lo significativo es que se abordaron cuestiones como el respeto por la vida y la dignidad de toda persona, la libertad de conciencia, la igual dignidad entre hombres y mujeres, el rechazo de la discriminación por motivos religiosos, el derecho a practicar la propia religión en público y en privado, la condena de la violencia. Esos y otros temas integran los quince puntos de la declaración final firmada por ambas partes.

Hay que precisar que el Foro no tiene en sí ninguna autoridad y por tanto sus conclusiones no son vinculantes. Además, en el mundo musulmán, como se sabe, no hay una autoridad común en el ámbito religioso. Así pues, el valor de la reunión y de la declaración final es solamente simbólico, basado en el prestigio de sus participantes. Su eficacia está en su difusión, en que ayude a crear un nuevo clima cultural, una nueva mentalidad, en ambientes religiosos, culturales y educativos.

El diálogo entre católicos y musulmanes tiene una larga tradición. El “Foro católico-musulmán” representa un paso más, tal vez uno de los más significativos de los últimos. Y el hecho de que ya se haya programado otro encuentro para dentro de dos años -en un país de mayoría musulmana todavía por concretar- significa que en las intenciones de los promotores no se trata de un acontecimiento aislado.

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