Del realismo social al experimentalismo

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Juan Goytisolo nace en Barcelona en 1931. En 1938, en plena Guerra Civil, cuando tiene siete años, su madre, Julia Gay, muere en uno de los bombardeos de la aviación nacional a la ciudad condal. Tiene una hermana y dos hermanos más también escritores, José Agustín (1928-1999), poeta, y el novelista Luis (1935). Hasta 1975, la vida de todos ellos está bien descrita en el libro Los Goytisolo, de Miguel Dalmau (Anagrama. 1999), donde se cuentan sus orígenes burgueses familiares (su padre apoyó el alzamiento y a Franco) y el contexto familiar, histórico y social en el que vivieron los tres hermanos escritores durante la posguerra y en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta.

(Actualizado el 9-12-2014)

También en Coto vedado (1985), su primer libro de memorias, cuenta su infancia, juventud y primeros pasos como escritor hasta que en 1956 decide trasladarse a vivir a París, donde comienza a trabajar en la editorial Gallimard. Los siguientes años, hasta finales de los setenta, están contados en el otro libro, En los reinos de taifa (1986). Goytisolo fue profesor de 1969 a 1975 en diferentes universidades de Estados Unidos.

En la década de los cincuenta publica sus primeras novelas, que se enmarcan dentro de la corriente de la novela social que practican los escritores de la Generación del Medio Siglo, como Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Jesús Fernández Santos, Ana María Matute, Juan Marsé, Juan García Hortelano y José Manuel Caballero Bonald, entre otros. Muchas de las novelas que escriben estos autores tienen un tono de denuncia de la situación política y cultural española. Para ello recurren por lo general a técnicas objetivistas y realistas donde lo más importante era resaltar, de manera tradicional, la crítica política del franquismo.

Desde 1975 Goytisolo iniciará una nueva etapa caracterizada por la huida de los moldes convencionales de la novela y la variedad de propuestas estéticas

En la órbita del realismo social

Su primera novela es Juegos de manos (1954), obra de corte costumbrista sobre los devaneos políticos y contestatarios de un grupo de jóvenes burgueses que no se atreven a romper con su modo de vida y que acaban siendo engullidos por el contexto social franquista. En la siguiente, Duelo en el paraíso (1955), hay un sobrecargado y prefabricado componente social –critica con dureza a la burguesía hipócrita y apática de la que él mismo procede– que empequeñece los aciertos estilísticos que tienen las dos novelas. Parecidas virtudes y defectos tienen sus tres novelas posteriores, independientes pero agrupadas en el genérico título de “El mañana efímero”: El circo (1957), repudiada posteriormente por su autor por su “irremediable mediocridad”; Fiestas (1958) y La resaca (1958), donde nuevamente muestra las huellas de la Guerra Civil en un grupo de obreros.

Como hicieron otros autores de su generación, utilizó también la literatura de viajes para mostrar el atraso y las duras condiciones de vida de los campesinos, en este caso almerienses. Tanto Campos de Níjar (1960) como La Chanca (1962) son un sobresaliente documento costumbrista y social y también un excelente ejercicio estilístico de gran riqueza léxica.

Esta primera etapa de la obra literaria de Goytisolo finaliza con Pueblo en marcha (1963), escrito como homenaje a la revolución cubana y que muestra también las aspiraciones políticas del autor, militante comunista, que asume el realismo socialista como técnica literaria y política. Estas ideas las expone el autor con meridiana claridad en sus artículos y ensayos, recogidos en el volumen Problemas de la novela. Sin embargo, abjura de estas ideas estéticas unos años después, cuando publica otra colección de ensayos artísticos, El furgón de cola (1967), más en consonancia con los cambios estéticos, y no de objetivos políticos, que se operaron en su literatura en la década de los sesenta.

Trilogía de Mendiola

En 1966 se publica la primera novela de la “Trilogía de Mendiola”, Señas de identidad (1966), una de sus obras más logradas y la que inaugura una tendencia que será a partir de entonces una marca personal. El protagonista, Álvaro Mendiola, posee muchos rasgos biográficos del propio autor. Exiliado español en París que regresa a su patria por una enfermedad, Mendiola no reconoce el país en el que vive, donde se siente un extranjero. La desolación que contempla en Barcelona, el análisis que hace de su vida y de lo que ve, acrecienta su conciencia de desarraigo y concluye que “España se acabó para mí”.

“Señas de identidad” es una de sus mejores novelas y obra clave en su evolución posterior

La temática es parecida a la de sus libros anteriores, aunque Goytisolo transforma la protesta social y colectiva en un ataque subjetivo a la España franquista. La novedad reside en el tratamiento estructural y estilístico, con nuevos ingredientes y técnicas que le alejan del mero objetivismo anterior. Esta novela es clave en su evolución posterior, toda ella heredera de los principios estéticos que desplegó en esta trabajada novela social disfrazada de sugerentes experimentalismos.

Un tono todavía más de denuncia y unos ingredientes también más vanguardistas definen su siguiente novela, Reivindicación del conde don Julián (1970), también publicada en México como la anterior. El protagonista es un español que vive en una ciudad marroquí, Tánger, y desde la distancia realiza una encendida diatriba contra todo lo español, que se concreta en la religión tradicional, la virginidad femenina y la retórica patriótica del paisaje castellano. El tono es demoledor –el protagonista se imagina una nueva invasión árabe de la península, como sucediera en el año 711 con la encabezada por Tariq– y con una técnica revolucionaria presenta la desquiciada interioridad del narrador. Sentimientos parecidos se incluyen en la tercera novela de la trilogía, Juan sin tierra (1975), donde los recuerdos del protagonista, alter ego del propio autor, y sus viajes por España y algunos países árabes y las incursiones en diferentes momentos históricos son la palanca para lanzar una dura condena de la Iglesia, el Estado y sus instituciones.

Nuevos caminos

Tras la publicación de esta trilogía, Goytisolo iniciará una nueva etapa caracterizada por la huida de los moldes convencionales de la novela y la variedad de propuestas estéticas con las que busca una nueva voz narrativa. Como el propio autor comenta, “un conjunto irrepetible de circunstancias políticas, literarias y personales me impulsó a un proceso de ruptura y desposesión en virtud del cual el primitivo exilio político se transformó en un exilio social, literario, moral y sexual. Me despedí de la fratría generacional y emprendí un rumbo solitario por aguas para mí desconocidas”.

El ritmo de producción es constante: Makbara (1980), Paisajes después de la batalla (1982), Las virtudes del pájaro solitario (1988), La cuarentena (1991), La saga de los Marx (1993), El sitio de los sitios (1995), Las semanas del jardín, Un círculo de lectores (1997), Carajicomedia (2000) y Telón de boca (2003), libro que iba a cerrar, según el propio Goytisolo, su trayectoria narrativa, aunque hizo una excepción con El exiliado de aquí y de allá (2008): “No tengo nada que decir y es mejor que me calle”, ha afirmado. En todos estos libros, con ingredientes estéticos diferentes, con técnicas muy alejadas de la literatura comercial, Goytisolo da vueltas una y otra vez a los temas de fondo que ya aparecían esbozados en la “Trilogía de Mendiola”.

Formalmente, los experimentos vanguardistas van a más, aunque temáticamente aparecen sus constantes quejas y sus habituales preocupaciones sociales, morales y políticas, unas veces mostradas en clave sarcástica y humorística (aunque el sentido del humor no es precisamente su fuerte) y otras volcadas en un ampuloso y sobredimensionado tono de denuncia, especialmente ácido y paródico cuando se refiere a la religión. Eso sí, sus vanguardistas propuestas teóricas están lejos de los resultados, más bien limitados.

También durante estos años hay una total conexión entre las inquietudes que plantea en sus obras narrativas y sus colecciones de ensayos, estudios y artículos: Disidencias (1978), Libertad, libertad, libertad (1978), Crónicas sarracinas (1981), Contracorrientes (1985), El bosque de las letras (1995), De la Ceca a la Meca (1997), Cogitus interruptus (1999), El peaje de la vida (2000), El Lucernario: la pasión crítica de Manuel Azaña (2004), Contra las sagradas formas (2007), Ensayos sobre José Ángel Valente (2009). A estos libros hay que sumar otros textos paisajísticos y culturales, poemarios y sus dos libros biográficos, Coto vedado (1985) y En los reinos de taifa (1986), publicados en un solo volumen, Memorias, en 2002 en la editorial Península. Estos dos libros muestran su vida, su intimidad y su complejo proceso de identidad sexual de manera descarnada.

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