En los países más afectados por el SIDA podría morir un tercio de los jóvenes que hoy tienen 15 años

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Un tercio de los jóvenes adultos pueden fallecer en los países más afectados por el SIDA en el África subsahariana, mientras que en los países desarrollados la prevalencia del VIH sigue siendo alta entre drogadictos por vía intravenosa y varones homosexuales. Así lo confirma el último informe anual de Onusida (Programa mundial de la ONU sobre el SIDA).

La tasa de prevalencia del VIH, virus que causa el SIDA, entre las personas de 15 a 49 años ha rebasado el 10% en 16 países, todos del África subsahariana. En Sudáfrica está infectada el 20% de la población de dicha edad, proporción que sube al 25% en Zimbabue y al 35% en Botsuana. Respecto a la repercusión demográfica de la pandemia, Onusida estima que en los países donde está infectada el 15% de esa población, no menos de un tercio de los jóvenes que hoy tienen 15 años fallecerán de SIDA.

La disminución consiguiente de la población productiva y el aumento en proporción de los niños y de los grupos de más edad amenaza la estabilidad social. Por el momento, 13,2 millones de niños en todo el mundo han perdido a su madre o a ambos padres desde que comenzó la epidemia. En algunas partes de África, la epidemia reduce los fondos para la enseñanza, fuerza a los jóvenes a integrarse antes en el mundo laboral y se cobra la vida de maestros antes de su jubilación. La actividad económica ha empezado a resentirse en varios países por la reducción de trabajadores en la agricultura.

En el África subsahariana, las tasas de prevalencia en las mujeres jóvenes de 15 a 24 años son más elevadas que entre los jóvenes de las mismas edades. Las muchachas que tienen relaciones sexuales precoces, de forma voluntaria o forzada, son particularmente vulnerables a la infección, también porque suelen tener parejas mayores, que es más probable que estén infectadas. (cfr. servicio 22/00 sobre «La difusión del SIDA en África y el respeto a la mujer» y el 60/00 sobre «Qué hace la Iglesia en África para combatir el SIDA»).

El informe de Onusida señala que las campañas de educación están dando resultados: «Se comprueba un aumento esperanzador -aunque no suficiente- en el número de jóvenes que utilizan todos los enfoques de prevención disponibles, desde el aplazamiento del inicio de las relaciones sexuales hasta la reducción en el número de parejas ocasionales, pasando por las relaciones sexuales con protección».

Onusida señala que en los países desarrollados «el VIH está pasando a atrincherarse más firmemente entre los consumidores de drogas intravenosas y los varones que tienen relaciones sexuales con otros varones». En muchos países, uno de cada tres drogadictos por vía intravenosa están infectados. «En muchos lugares, la prevalencia del VIH entre los varones que tienen relaciones sexuales con otros varones es del 15-20%, y no hay indicios de que la tasa de nuevas infecciones esté decreciendo».

La mortalidad del SIDA se ha reducido drásticamente en los países desarrollados y en algunas partes de América Latina gracias al costoso tratamiento con medicamentos antirretrovíricos. Esto ha llevado a bajar la guardia a algunos grupos, cuyo comportamiento sexual peligroso está aumentando. Así, Onusida advierte que en San Francisco la proporción de varones homosexuales que reconocen haber tenido múltiples parejas y practicado el sexo sin protección entre 1994 y 1998 creció, paralelamente a un aumento brusco en los casos de blenorragia rectal tras varios años de descenso.

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