Empleos más flexibles para atender a los hijos

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El dilema «trabajo o familia» debe pasar a la historia, sostiene Penelope Leach en su libro Children First, recién publicado en Gran Bretaña. En una reseña para The Times (11-IV-94), Mary Ann Sieghart subraya las propuestas de la autora en favor de nuevas políticas de empleo que eviten a padres y madres robar tiempo a sus hijos.

«En otros tiempos -comenta Sieghart-, y aún ahora en las sociedades en desarrollo, se criaba a los niños dentro de amplios grupos familiares y comunitarios. Las mujeres hacían trabajos de mujeres, junto a otras mujeres y con sus hijos y los de otros. (…) Los niños aprendían a convertirse en buenos adultos no sólo por lo que les enseñaban o les decían, sino con el ejemplo, viendo a sus padres hacer las cosas propias de los mayores. Eran aprendices de adulto.

«Ahora una madre se enfrenta con una disyuntiva mucho más rígida. Prácticamente todo el trabajo productivo ha emigrado del hogar, forzando a casi todos los adultos a ir detrás. Si una mujer se queda en casa a cuidar de sus hijos, se enfrenta a un panorama de soledad y aburrimiento».

Para los niños, esto ha supuesto perder en gran medida la presencia de los padres. Así, dice Leach, «se espera de los niños que hagan no ya lo que hacen los adultos, sino lo que éstos dicen». Comenta Sieghart: «Y ésa es, como sabe cualquier padre, la manera menos eficaz de inculcar el buen comportamiento del que depende la integración en la sociedad».

Leach cree que los padres dedican demasiado poco tiempo a sus niños pequeños. En Australia -dice Sieghart-, donde se favorece sobre todo al sistema de guarderías, la publicación del libro ha causado alboroto, porque sostiene que tales centros no son adecuados para los niños menores de tres años. «Su tesis es que los niños pequeños se desarrollan mucho mejor al cuidado de la madre o el padre, de un pariente o de una mujer que cuide, en su propia casa, a sus hijos y a los de otros».

Pero el actual sistema de trabajo prácticamente impide estas soluciones. Según Leach, el tiempo que los padres pasan con sus hijos ha disminuido un 40% en el lapso de una generación, porque apenas hay posibilidades de trabajar si no es fuera de casa. Y muchos matrimonios no pueden permitirse prescindir de un sueldo cuando les nace un hijo. Es preciso darles otras opciones, dice Sieghart: «Más empleos a tiempo parcial, más trabajo en casa y trabajo más flexible permitirían que los padres atendieran mejor a sus hijos. El mismo efecto tendría un periodo razonable de excedencia laboral para quedarse en casa con un hijo pequeño, con la garantía de readmisión en el empleo».

Respecto a esto último, Sieghart pone el ejemplo de Suecia. Y si un gobierno no quisiera establecer una medida como ésa por no elevar el gasto público, se podría recurrir a una medida sugerida por Leach. Los futuros padres podrían financiar sus periodos de excedencia mediante fondos como los de pensiones, con contribuciones desgravables y derecho a participar de los beneficios de los fondos.

«Pero aún más necesario -escribe Sieghart- es que cambie la mentalidad de los colegas y de los empresarios, con la consiguiente mejora de una vida centrada en el hogar. Los padres suecos que quieren tomarse un tiempo para estar en casa con sus hijos pequeños hacen una cosa normal, aceptada, sin que por ello sean penalizados en su trabajo».

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