La Cámara de los Comunes británica ha rechazado una propuesta que pretendía legalizar -por un procedimiento rápido- la cooperación médica al suicidio en el caso de pacientes terminales. La iniciativa fue planteada por el laborista Joe Ashton y rechazada por 234 votos frente a 89.
El mismo día de la votación (10 de diciembre), el Lord Canciller, Lord Irvine, presentó un Libro Blanco donde el gobierno propone que se debata públicamente sobre el uso cada vez más generalizado del «testamento vital» (living will). En este documento -legal en Gran Bretaña- el signatario declara su voluntad de que se suspendan las medidas para mantenerle en vida en caso de que vaya a morir por una enfermedad incurable y haya perdido sus facultades mentales.
Ashton manifestó su perplejidad ante la «curiosa coincidencia» del día en que el gobierno decide publicar el Libro Blanco y el día de la votación del proyecto de ley sobre la cooperación al suicidio. Pero Lord Irvine insistió en que sus propuestas para debatir sobre estos «testamentos vitales» no representaban una aprobación oficial de la eutanasia, ya que ésta implica que una tercera persona intervenga buscando deliberadamente la muerte del enfermo. Al contrario que la eutanasia voluntaria, el living will no puede exigir que los médicos hagan nada ilegal, como tomar alguna medida para poner fin a la vida del paciente o poner en marcha un tratamiento en contra de los intereses del enfermo.
En su Libro Blanco, el gobierno británico se declara partidario de limitar las responsabilidades del personal sanitario y de poner las decisiones sobre la interrupción de tratamientos en manos de los médicos o los tribunales. Pero también advierte que cualquier legislación complementaria a la costumbre admitida de las living will supondría un gasto adicional en tribunales, asesoramiento legal y servicios sanitarios o sociales.