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El gobierno británico traslada a los padres la decisión sobre el futuro de las «grammar schools»

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La selección académica en la enseñanza estatal británica se introdujo en 1944. A los 11 años, los niños hacían un examen selectivo de ingreso, y quienes quisieran iniciar estudios universitarios y superaran el examen podían estudiar en las grammar schools, que tenían un plan de estudios orientado a la universidad. Pero desde mediados de los sesenta, el ideal del partido laborista ha sido que los estudiantes de todas las capacidades, aptitudes y clases sociales estudiaran juntos. Nació así la comprehensive school, escuela de secundaria integrada, que se desarrolló especialmente mientras Margaret Thatcher fue ministra de Educación.

La conversión del sistema selectivo al integrado no ha sido uniforme debido a la descentralización de competencias del sistema educativo británico. Por eso aún quedan 163 grammar schools, donde estudian 130.000 alumnos, menos del 5% del total.

Por tanto, como objetivo político, el ideal de la comprehensive school está cumplido, pues el 90% de los alumnos británicos estudian en esas escuelas. Por otro lado, las grammar schools están muy solicitadas por los padres y sus resultados académicos son alabados sistemáticamente por la Office for Standards in Education (Ofsted), organismo encargado de la inspección de los colegios. ¿Por qué sigue el debate?

Fundamentalmente por razones ideológicas. El actual ministro de Educación, David Blunkett, representa la cincuentenaria hostilidad de un sector del partido laborista hacia la selección académica. Durante una conferencia celebrada en 1995 afirmó: «Lean mis labios: no más selección». Con él están los colectivos que siguen luchando para acabar con un sistema que, según dicen, triunfa a costa de los demás colegios y destruye la integración social, todo ello con dinero público.

No obstante, el gobierno está dividido. El primer ministro Tony Blair piensa que estas escuelas prestan un buen servicio. Nueve ministros del gabinete de Blair han estudiado en grammars. Estas escuelas son muy populares entre los padres y las solicitudes de ingreso desbordan su capacidad. Los resultados académicos de una tercera parte han sido calificados por Ofsted de «éxito sobresaliente». Y la proporción de alumnos procedentes de minorías étnicas y familias modestas es muy elevado, ya que según los propios alumnos, la clase social o los ingresos no cuentan en el proceso de selección: únicamente el rendimiento académico.

Por estas razones, el gobierno ha decidido trasladar a los padres de niños en edad escolar la decisión sobre el futuro de las grammar schools. Además, el sistema de votación es lo bastante complejo como para que sólo consiga derecho a voto quien tenga un interés real en que el sistema selectivo continúe o desaparezca. Las votaciones tendrán lugar en septiembre.

La mayoría de los directores de grammar schools no temen el desenlace del referéndum. Algunos prefieren convertir su escuela en comprehensive, con lo que una votación desfavorable aceleraría el proceso. Otros afirman que todos los padres quieren lo mejor para sus hijos y, hasta la fecha, lo mejor en enseñanza estatal, a juzgar por los resultados, son las grammar schools.

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