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El gobierno boliviano ataca a la Iglesia por las críticas a la ley de educación

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Quizá como avance de su anunciado discurso sobre el papel de la Iglesia durante la «etapa colonial», Evo Morales se ha despachado con duras palabras contra la jerarquía católica boliviana: «Estoy muy preocupado por el comportamiento de algunos jerarcas de la Iglesia católica. Actúan como en tiempos de la inquisición». Con estas palabras, el presidente terciaba en una polémica de la que ya no podía permanecer al margen, tras los insultos de dos de sus ministros contra la Iglesia.

El proyecto de ley de educación del Gobierno tiene, entre sus principales críticos, a la Iglesia católica y a las comunidades evangélicas (ver Aceprensa 86/06), porque pretende impregnar la enseñanza en las escuelas de laicismo y convertir la asignatura de religión en una suerte de mezcolanza en la que se impartirá historia de las religiones aderezada con lo que el Gobierno supone que debió ser la espiritualidad precolombina. En su homilía del pasado domingo, el cardenal arzobispo de Santa Cruz, monseñor Julio Terrazas, pidió a los católicos que defiendan la fe frente a «los discursos que están creando espacios de guerra». Y añadió: «Yo no sé por qué le tienen tanto miedo. Es el Dios que busca la unidad, es el Dios que quiere la paz, pero no en beneficio de unos y en perjuicio de otros».

El vicepresidente, Álvaro García Linera, considerado el auténtico cerebro del Gobierno, interpretó que «el cardenal dijo claramente que deben comenzar a luchar todos los católicos para imponer la religión católica». No obstante, García hizo gala de una moderación poco común en su Gobierno, subrayó los puntos de acuerdo con la Iglesia y se mostró dispuesto a abordar las discrepancias.

Protestas contra la ley

El Movimiento Al Socialismo (MAS) ha comenzado a sufrir en sus carnes la protesta en las calles que tanto utilizó contra anteriores gobiernos, y además en un ámbito, la educación, que nunca había generado protestas en el país, más allá de reivindicaciones salariales. El profesorado urbano está en pie de guerra y anuncia medidas de presión para exigir la dimisión del ministro de Educación por su «soberbia». Uno de sus puntos de fricción es un mal entendido laicismo que quiere imprimir el proyecto de ley, según el secretario de Asuntos Pedagógicos de la Confederación de Maestros Urbanos, que recuerda que los profesores urbanos fueron «los primeros en impulsar el desarrollo de la educación laica», sin que ello suponga «negar la religión».

También las universidades públicas anuncian una «defensa intransigente de la autonomía universitaria, como muestra de la garantía individual del derecho a la educación». Y en Santa Cruz miles de personas han salido a la calle «en defensa de la fe y la educación».

Pero lo que exacerbó al ministro de Educación, Félix Pazti, fue una relativamente pequeña protesta convocada por colegios privados: «Ahora la Iglesia católica ha mostrado su verdadera cara, aliándose a la oligarquía que durante 500 años ha dominado el país», dijo Pazti. «Ahora ya no habrá privilegios para nadie, porque vamos a descolonizar la educación, le guste a quien le guste, y mientras yo siga como ministro no vamos a retroceder en nada».

Editoriales y artículos de los principales periódicos de todas las tendencias han criticado duramente al ministro. «El Diario», de La Paz, recuerda el historial de la Iglesia en Bolivia a favor de la dignidad humana y de la democracia, especialmente «en los momentos más difíciles».

Los obispos, en cambio, han optado por responder con mano tendida. La Conferencia Episcopal afirma en un comunicado que el momento actual, a sólo unos días de que se reúna la Asamblea Constituyente, debe considerarse «como una gran oportunidad para lograr ser capaces de construir consensos responsables». La Iglesia, «fiel a sus principios y a su vocación de servicio, seguirá escuchando, dialogando y aportando positivamente al proceso de transformaciones que vive el país».

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