El Estado pone el dinero, y las familias deciden cómo gastarlo

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Nevada se ha convertido en el quinto estado norteamericano que ha aprobado las cuentas de ahorro para educación (“education savings accounts” o ESA, por sus siglas en inglés), una nueva fórmula que se está utilizando en Estados Unidos para ampliar las posibilidades de elegir escuela. Entre tanto, el gobernador de Wisconsin, Walter Scott, está impulsando medidas para garantizar el pluralismo educativo.


Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 52/15

El gobernador de Wisconsin ha extendido para todo el estado el programa de cheque escolar de la ciudad de Milwaukee, iniciado hace 25 años

Las ESA son menos controvertidas que el cheque escolar, hasta el punto de que las están adoptando estados que hasta ahora eran reacios a la libertad de enseñanza. Es el caso de Nevada, que acaba de aprobar el programa de cuentas de ahorro más generoso del país. Lo cuenta Clint Bolick en The Wall Street Journal.

Los estados que tienen este modelo ofrecen a las familias la posibilidad de administrar por sí mismas los fondos públicos destinados a financiar la educación de sus hijos. En Nevada, si los padres deciden sacar a su hijo de la escuela pública, reciben una ayuda para pagar una privada, por el 90% del dinero que el estado gastaba en él. También pueden optar por dejar al chico en el colegio público pero contratar parte de la enseñanza y otros servicios educativos con otro proveedor; entonces, el estado les abre una ESA donde deposita una cantidad menor. En todo caso, el dinero se deduce de la asignación presupuestaria al distrito escolar correspondiente.

A diferencia del cheque escolar, concebido como una ayuda económica para que los padres de renta baja puedan pagar una escuela privada si están descontentos con la pública, las cuentas de ahorro benefician también a los que se quedan en la red pública, financiando clases de refuerzo, material informático, etc. Un incentivo para gastar bien es que las familias pueden conservar lo que sobre en la cuenta para otro año o para pagar la matrícula universitaria en el futuro (cfr. Aceprensa, 30-01-2012).

Una fórmula menos discutida

Según explica Bolick, la idea de las ESA cobró relevancia pública cuando el Tribunal Supremo de Arizona echó por tierra, en 2009, un programa de cheque escolar para niños con discapacidad o en acogida. El tribunal sentenció que el programa vulneraba la Enmienda Blaine, recogida en la constitución del estado y que prohíbe destinar fondos públicos a colegios privados o confesionales.

El estado ofrece a las familias la posibilidad de administrar por sí mismas los fondos públicos destinados a la educación de su hijo

Al Goldwater Institute –un think tank que promueve la libertad ciudadana en diversos ámbitos de la vida social y al que pertenece Bolick– se le ocurrió entonces impulsar las ESA para seguir ayudando a los padres de hijos con discapacidad o en acogida. El programa fue aprobado en 2011 por la Asamblea Legislativa de Arizona.

También fue recurrido por vulnerar supuestamente la Enmienda Blaine. Pero, gracias a que los fondos se podían destinar tanto a la escuela pública como a la privada, en 2013 el Tribunal de Apelaciones de Arizona respaldó la constitucionalidad de las ESA. Después, el programa se fue ampliando: a los alumnos con malas notas, a los hijos de militares…

En 2014, Florida adoptó un programa similar para alumnos con necesidades especiales. Años antes, el Tribunal Supremo del estado había declarado inconstitucional el cheque escolar (cfr. Aceprensa, 18-01-2006). Y también allí las ESA acabaron en los tribunales, pero el recurso no prosperó

Ganan todos los de la pública

La expansión de este modelo ha continuado en 2015: en lo que va de año, tres estados han aprobado programas de cuentas de ahorro: Misisipi, Tennessee y Nevada. El resultado es que ahora “más de la mitad de los estados y el Distrito de Columbia cuentan ya con algún programa en favor de la libertad de elegir colegio”.

Mientras los programas de Misisipi y Tennessee solo cubren a los alumnos con necesidades especiales, el de Nevada está abierto a los 385.000 alumnos matriculados en la enseñanza pública. Las familias recibirán por cada hijo unos 5.100 dólares, si lo sacan de la escuela pública, o una parte de esa suma si optan por la fórmula mixta. Los niños con discapacidad y los de familias de bajos ingresos recibirán un poco más: hasta 5.700 dólares.

Las cuentas de ahorro para educación son menos controvertidas que el cheque escolar y han sido adoptas en estados que eran reacios a la libertad de enseñanza

Los sindicatos de profesores de Nevada están en contra de las ESA. Pero la gran ventaja sobre el cheque escolar, concluye Bolick, es que las cuentas de ahorro pueden servir para sortear las batallas ideológicas a que está dando lugar la Enmienda Blaine, vigente en dos tercios de los estados.  

Más autonomía para contratar

Wisconsin es otro estado donde la libertad de enseñanza ha hecho avances importantes. En un artículo publicado en The Des Moines Register, el gobernador Scott Walker, uno de los candidatos favoritos en la carrera republicana por la presidencia de Estados Unidos en 2016, presenta algunos de ellos.

Comienza contando el caso de Megan Sampson, elegida mejor profesora novel por el Consejo de Wisconsin de Profesores de Lengua en junio de 2010. Una semana después de recibir este galardón, Sampson fue despedida del instituto en el que enseñaba. ¿El motivo? Había que hacer recortes entre el profesorado y, de acuerdo con el convenio firmado con los sindicatos del ramo, el último en llegar tenía que ser el primero en marcharse.

Tras llegar al cargo en 2011, Walker mantuvo un pulso con los sindicatos hasta que logró cambiar las reglas del juego. Suprimió los privilegios por antigüedad, flexibilizó los criterios para contratar a nuevos profesores e impulsó un sistema de remuneración a los docentes basado en los resultados de los alumnos.

Los cambios, pensados para incentivar a los mejores profesores, han empezado a dar frutos. Después de algo más de tres años, Wisconsin se ha convertido en el segundo estado del país con mejores calificaciones en las pruebas de acceso a la universidad, y ha aumentado el número de los alumnos que acaban la secundaria.

Confiar en las decisiones de los padres

Además de impulsar la autonomía de las escuelas públicas, Walker se centró en reforzar la capacidad de elección de los padres: dentro de la red pública, se crearon nuevas charter schools, financiadas con dinero público pero gestionadas con autonomía por grupos de profesores y padres; y se extendió a todo el estado el programa de cheque escolar de la ciudad de Milwaukee, iniciado hace 25 años. Los principales beneficiados de esta ampliación fueron las familias con menos recursos.

Como candidato a la presidencia, Walker está destinado a entenderse con Washington. Pero a la vez tiene claro que “el dinero se gasta mejor cuando se administra a nivel local y estatal”. Y esa libertad que pide para los estados la pide también para las familias: “Como padre, tío y gobernador, creo que todos los niños merecen una buena educación, ya sea en un colegio público, charter o privado, virtuales [enseñanza online] o en casa. Necesitamos líderes que aprecien las decisiones de calidad y que confíen en que los padres saben decidir en interés de sus hijos”.

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