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El cuidado de parientes mayores, un mercado en alza en Europa

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Los gobiernos de la Unión Europea (UE) están aún lejos de reconocer estatuto económico al trabajo doméstico de millones de europeas, pero la atención que prestan las mujeres a los familiares más necesitados es objeto de un reconocimiento cada vez mayor por parte de las instituciones sociales, según se desprende de un estudio -aún inédito- de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, que se hará público en mayo.

La Fundación Europea, el observatorio decano de la UE, con sede en Dublín, se diferencia de otras agencias comunitarias en el carácter tripartito de su Consejo de Administración -compuesto por representantes de los gobiernos de los Quince, de los empresarios y de los sindicatos- y en el propósito anticipativo de sus estudios sociales, realizados bajo su supervisión por universidades y entidades privadas. Sus conclusiones nutren a los gobiernos y a la Comisión Europea, y no tienen carácter vinculante.

El estudio sobre El empleo en los servicios domésticos afirma que hasta hoy el trabajo no remunerado ni protegido en el ámbito familiar se limitaba casi en exclusiva al cuidado de los hijos por parte de las madres. Diversos factores sociales -en particular las nuevas «tendencias demográficas»- han conducido a que cada vez más mujeres europeas dediquen tiempo al cuidado de sus parientes mayores.

Desde una perspectiva puramente económica, la Fundación Europea registra un auge insospechado del sector de los servicios domésticos. La revalorización social y económica del trabajo doméstico está siendo aprovechada por empresas pequeñas y muy bien gestionadas, que ofrecen a las familias servicios en materia de limpieza de domicilios o alimentación y cuidado de niños. A pesar de esta explosión, el estudio constata que, hoy por hoy, gran parte de los servicios domésticos siguen enmarcados en el mercado negro debido a la doble condición de esos empleos: dedicación parcial y relativamente baja remuneración.

Junto a las tres dimensiones más tradicionales de los trabajos domésticos, la caída de la natalidad -más aguda en los países del sur de Europa- ha hecho crecer el tiempo de dedicación a los mayores. Esta necesidad, y otras consideraciones menos filantrópicas -como el interés por reducir cargas sanitarias- han motivado que algunos gobiernos europeos, como los de Alemania, Austria y Luxemburgo, hayan puesto en marcha un sistema innovador y muy atractivo. Consiste, a grandes rasgos, en dotar de subvenciones a las familias con parientes mayores para que contraten servicios especializados de cuidado de ancianos en sus propias casas, o se ocupen ellos mismos de esa tarea, de modo remunerado. En Alemania, el 80% de los beneficiarios ha optado por utilizar la subvención pública para emplear a miembros de su propia familia en el cuidado de los mayores.

Francisco de Andrés

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