El Banco Mundial cambia su estrategia de ayuda al desarrollo

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El Banco Mundial cambia su estrategia
de ayuda al desarrolloFinanciará proyectos pequeños con ayuda de expertos privados

James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial desde hace 2 años, está cambiando la estrategia de ayuda al desarrollo de los países pobres. Hasta ahora, la ayuda se destinaba a los gobiernos e instituciones de los países necesitados. Pero los resultados desiguales del Banco Mundial en los últimos años se ha ganado no pocas críticas en todo el mundo. El objetivo actual es ayudar a resolver las necesidades reales de la población, a través de pequeños programas de mejora de la calidad de vida, y con la colaboración de expertos privados.

Para frenar la pérdida de prestigio del Banco Mundial y mantener el liderazgo entre las organizaciones internacionales de ayuda al desarrollo, Wolfensohn está reorganizando la agencia. A fin de que el trabajo sea más ágil y eficaz, el presidente ha animado a los directores de los programas a abandonar Washington y residir en los países de los que son responsables, señala International Herald Tribune (15-IX-97). También envía a los directivos a cursos de actualización, que terminan con una estancia de una semana en algún lugar subdesarrollado. Otra medida de reestructuración será despedir a unos 700 empleados, el 7% del personal del Banco.

Wolfensohn ha advertido a los responsables de los departamentos que su competencia se medirá por un nuevo criterio: lo decisivo será si los programas mejoran realmente la calidad de vida de la población. De modo que el Banco no se limitará a conceder créditos, sino que buscará coordinar su labor con la de los gobiernos, ONGs, organizaciones sociales de los propios países, empresas e inversiones.

En 1990 se destinaron 56.300 millones de dólares (total mundial) de fondos públicos a la ayuda oficial al desarrollo (AOD), y el sector privado invirtió 44.400 millones en los países no desarrollados. En cambio, el año pasado el capital privado ascendía a 243.800 millones de dólares, mientras que la AOD se redujo a 40.800 millones. Por esta razón, «no debemos pensar sólo qué podemos hacer, sino cómo reforzar lo que hacemos colaborando con el sector privado», afirma Wolfensohn.

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