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Investigar con células adultas es la propuesta de los obispos de EE.UU.

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La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha aprobado una declaración que rechaza la destrucción de embriones para la investigación con células madre embrionarias, y aboga, como alternativa, por el uso de células madre adultas.

El debate sobre las células madre tuvo su punto álgido en Estados Unidos hace ahora un año, cuando el Congreso aprobó un proyecto de ley para levantar ciertas restricciones de las autoridades federales a la financiación de la investigación con células madre embrionarias. El presidente Bush vetó la propuesta. Esto hace que sea previsible que la cuestión vuelva al tapete de la discusión política en los próximos meses. El candidato republicano, John McCain, se opone a la investigación con células madre usando embriones humanos clonados, pero apoya la utilización de embriones sobrantes de tratamientos de fertilidad. El aspirante demócrata Barack Obama se ha manifestado dispuesto a apoyar la financiación federal para la investigación que utiliza células madre de embriones humanos.

La diversidad de posturas, la previsible discusión pública que se avecina y el deseo de precisar los conceptos en dicha discusión, justifica que los obispos quieran aclarar algunas ideas sobre este tipo de investigaciones.

Son vidas humanas

Los obispos recuerdan que la Iglesia aprecia el progreso en el campo científico pero al mismo tiempo afirma que “el verdadero servicio a la humanidad comienza con el respeto de toda vida humana”. Los obispos norteamericanos contradicen la opinión de “algunos investigadores, moralistas y políticos”, para quienes “se puede eliminar directamente embriones humanos como si fueran meros objetos de investigación”. Critican asimismo la financiación pública de estas investigaciones.

Los obispos recuerdan algunos principios básicos, “La falsa idea de que un fin bueno puede justificar causar la muerte directamente ha sido origen de muchos males en nuestro mundo”. Afirman que “la misma ética que justifica suprimir algunas vidas para ayudar a los pacientes con parkinson o alzheimer, puede utilizarse para sacrificar a estos pacientes el día de mañana”, si llegaran a ser contemplados como una desventaja para otros considerados de mayor utilidad o más productivos.

Por otro lado, salen al paso de quienes defienden que la vida embrionaria no es en realidad vida humana. El documento afirma que “desde la concepción en adelante, un embrión es tan miembro de la especie humana como cualquiera de nosotros”; y recuerda que “si los derechos fundamentales como el derecho a la vida dependieran de las habilidades o cualidades que pueden aparecer o desaparecer, crecer o disminuir, manifestarse en menor o mayor grado, no existirían derechos humanos inherentes, no habría verdadera igualdad entre los seres humanos, sólo existirían los privilegios de los más fuertes”.

Embriones sobrantes

El documento rechaza también otro argumento muy presente en el debate sobre las células madre. Se trata del uso de células procedentes de embriones “no deseados”, “sobrantes” de las técnicas de fecundación artificial. En esos casos se suele esgrimir la excusa que de todos modos van a morir. “La validez de este argumento es sencillamente nula”, dicen los obispos norteamericanos. “En última instancia, cada uno de nosotros va a morir, pero nadie tiene derecho matarnos”.

La declaración defiende la necesidad de mantenerse firmes contra la investigación con células madre embrionarias también con el fin de evitar prácticas como la clonación, y los intentos de crear híbridos combinando material genético de seres humanos y de animales. Esta última técnica de investigación ha recibido recientemente un voto favorable en el Parlamento británico.

Como alternativa a estas investigaciones, la conferencia episcopal norteamericana propone invertir en la investigación con células madres adultas: “La naturaleza nos da amplios recursos para conseguir progresar en los tratamientos médicos sin violar gravemente las normas morales. Por ejemplo, las células madre de tejidos adultos y la sangre del cordón umbilical ahora se sabe que son mucho más versátiles de lo que alguna vez se pensó”. Sobre este tipo de investigaciones, el documento hace referencia al sitio de Internet Do No Harm.

Al presentar el documento, el arzobispo de Kansas, Mons. Joseph Naumann, anunció una próxima declaración dirigida especialmente a los católicos para explicar la doctrina de la Iglesia sobre las tecnologías reproductivas como la fecundación in vitro. Explicaba Naumann que “no podemos olvidar que en el origen de las aberraciones antinaturales de la experimentación con embriones humanos está la llamada fecundación artificial”.

Documento íntegro disponible en http://www.usccb.org/prolife/issues/bioethic/index.shtml.

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